En una historia altamente WTF dos fuentes distintas han confirmado a European Spaceflight que Avio ha perdido dos de los depósitos de combustible del último cohete Vega disponible, lo que hace peligrar su lanzamiento.
Esto pone aún peor la situación de Europa en cuanto a los lanzamientos espaciales porque ese último cohete es el único del que disponía tras la retirada del Ariane 5, el retraso en la entrada en servicio del Ariane 6, y los fallos del Vega-C que lo tienen en tierra con toda probabilidd hasta 2025.
Los dos depósitos perdidos pertenecen a la etapa superior AVUM del cohete, que usa cuatro dispuestos de forma simétrica para almacenar sus propelentes. En la foto de la derecha se ven dos de ellos. Al parecer estaban en un almacén de Avio, la empresa que fabrica los Vega, y durante unas obras de reforma los depósitos desaparecieron. Aunque finalmente aparecieron aplastados entre otros restos metálicos en un vertedero.
Con esto Avio –y la Agencia Espacial Europea y Europa– tienen un serio problema, ya que no hay ningún depósito de reserva y las líneas de producción del Vega ya llevan un tiempo cerradas, con lo que no se pueden fabricar depósitos nuevos.
Una posible solución es utilizar dos de los cuatro depósitos que se usaron para cualificar el Vega para su vuelo inaugural en 2012. Los otros dos serían sometidos a prueba para ver en qué condiciones están tras más de diez años almacenados. Otra sería hacer un apaño con componentes de la etapa superior de un Vega-C y montar una especie de etapa superior híbrida para ese último Vega.
El asunto es que la misión de ese cohete es poner en órbita el satélite medioambiental Biomass, valorado en 229 millones de euros en 2016 en el momento en el que se contrató su construcción. Y parece un poco arriesgado de más jugárselo en un cohete que vaya usted a saber si y cómo funciona.
Lo que parece claro es que con todas las pruebas que tendrá que hacer Avio para decidir qué solución propone es extremadamente improbable que Biomass sea colocado en órbita en la primera mitad de 2024 como estaba previsto.
A menos que la ESA opte por contratar su lanzamiento con otro cohete. Lo que, a estas alturas, y visto lo visto, parece, con mucho, lo más razonable.