Hello. Looks like one of those pieces missed Ft Myers and landed in my house in Naples.
— Alejandro Otero (@Alejandro0tero) March 15, 2024
Tore through the roof and went thru 2 floors. Almost his my son.
Can you please assist with getting NASA to connect with me? I’ve left messages and emails without a response. pic.twitter.com/Yi29f3EwyV
Hace un mes Alejandro Otero comentaba que lo que parecían los restos de un palé con baterías viejas de la Estación Espacial Internacional (EEI) habían caído sobre su casa en Fort Myers en Florida. Y que no le habían dado a su hijo por poco. He estado pendiente del tema y por fin la NASA ha confirmado que en efecto esa pieza proviene del palé en cuestión.
Más en concreto es parte de uno de los soportes que ayudaban a fijar las baterías en el palé. Está hecho de la aleación metálica Inconel, mide 10 centímetros de altura, 4 de diámetro, y pesa unos 725 gramos. El palé entero con las baterías tenía un tamaño similar al de una nevera y pesaba unos 2.600 kilos, así que podía haber sido peor.
La pieza en cuestión comparada con una igual – NASA
Alejandro llegó a la conclusión de que la pieza en cuestión podía venir del palé gracias a un tuit de Jonathan McDowell que mencionaba la hora y ubicación de su reentrada.
Ese palé fue «tirado por la borda» de la EEI en marzo de 2021 después de haberse quedado sin nave en la que ser colocado para una reentrada controlada. Esto, a su vez, viene del fallo del lanzamiento de la cápsula tripulada Soyuz MS-10 en octubre de 2018.
El palé en cuestión – NASA
A bordo de ella iba el astronauta de la NASA Nick Hague. Y una de sus tareas previstas era ayudar a la instalación de unas baterías nuevas en la Estación que habían llegado a bordo del carguero espacial japonés Kounotori 7. Pero al no llegar Hague a la EEI cuando estaba previsto no quedó más remedio que sacar las baterías nuevas del Kounotori 7 y dejarlas en el exterior de la Estación a la espera de que pudieran ser cambiadas.
Eso hizo que las baterías que iban a ser reemplazadas, que tenían que haber sido colocadas junto con su palé en la bodega de carga del carguero para su reentrada controlada en la atmósfera, perdieran su billete de vuelta. Con el problema extra de que esos palés sólo cabían en los Kounotori. Y de que los Kounotori 8 y 9 ya tenían comprometida su capacidad de carga para llevar a la EEI otros dos nuevos juegos de baterías y, sobre todo, traer de vuelta baterías viejas.
El HTV-8 ya acoplado a la Estación Espacial Internacional. Se puede ver el palé con baterías asomando de su compartimento de carga no presurizado - NASA
Así que al final, terminado el proceso de reemplazo de las 48 baterías de la EEI, que duró cuatro años, no quedó más remedio que deshacerse de ese palé por las bravas y esperar que se desintegrara por completo en la atmósfera. Aunque también podían haberlo dejado indefinidamente en el exterior de la Estación, donde no molestaba mucho.
Claro que ahora sabemos que no se desintegró por completo. La NASA dice que utilizará lo aprendido para actualizar sus modelos de reentrada. Pero al señor Otero y a su hijo nadie les quita el susto del cuerpo. Y queda aún por ver quién se va a hacer cargo de los daños ya que si bien las baterías eran propiedad del gobierno de los Estados Unidos el palé había sido lanzado por la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA).
(Algunos datos vía Ars Technica).