Esta pasada noche el satélite español de observación terrestre Seosat-Ingenio tenía que haber sido puesto en órbita por un cohete Vega. Pero algo falló en la cuarta etapa del cohete con lo que tanto Seosat-Ingenio como Taranis, el satélite francés con el que compartía viaje, han resultado destruidos al no alcanzar la órbita prevista.
En el vídeo no dan la noticia hasta unos 20 minutos y 30 segundos después del lanzamiento. Pero en el 11:55 las caras de quienes están en la sala de control y la gráfica en la que se ve la trayectoria real frente a la prevista ya empiezan a ser más que sospechosas.
Es un duro golpe para los equipos de los dos satélites. Pero aún más para Arianespace y la Agencia Espacial Europea ya que este es el segundo fallo de un Vega. Segundo fallo que además viene justo después del lanzamiento con el que el cohete volvía al servicio. Hay un pequeño consuelo en el hecho de que en esta ocasión el fallo ha ocurrido con la cuarta etapa del cohete, no con la segunda como en el caso anterior. Pero muy pequeño.
Instalación de la cuarta etapa en el Vega - ESA
El análisis inicial de la telemetría y de los informes de producción de la cuarta etapa indican que la causa del origen estuvo en un error en su ensamblado. En concreto los cables que tenían que haber sido conectados a los controles de dos de las toberas del sistema de empuje vectorial que controla la actitud de la etapa fueron intercambiados. Así, las órdenes enviadas a una de las toberas iban a la otra y viceversa, lo que hizo que la cuarta etapa empezara a dar tumbos nada más activarse sus motores, lo que llevó a la pérdida de la trayectoria y de la misión.
Dentro de lo que cabe esta noticia no es de lo peor que podía haber pasado, ya que no se trata de un fallo de diseño, aunque cabría preguntarse por qué los cables son intercambiables. Pero queda la pregunta de por qué los controles de producción y las pruebas previas al lanzamiento no detectaron este problema. Así que aún quedan meses sin nuevos lanzamientos del Vega, el cohete pequeño de la flota de la ESA, mientras esto se esclarece.
Y habrá que ver si se construyen nuevos ejemplares de los satélites para volver a lanzarlos. En el caso de Ingenio parece cuando menos complicado ya que al parecer el Ministerio de Ciencia no había suscrito ningún seguro de lanzamiento. Pero en cualquier caso aquí estamos hablando de años de retraso en las misiones.
SEOSAT (Spanish Earth Observation SATellite, Satélite español de observación terrestre), también conocido como Ingenio, era el proyecto más ambicioso del sector espacial español, con una inversión de unos 200 millones de euros.
Dotado de una cámara capaz de obtener imágenes de la superficie terrestre con una resolución de 2,5 metros el objetivo era que se utilizara como apoyo en campos como la cartografía, agricultura, silvicultura, el desarrollo urbano y la gestión del agua.
La información que iba a obtener hubiera estado a disposición de distintos usuarios civiles, institucionales y gubernamentales de España. Y también de otros usuarios europeos dentro del programa Copérnico de la UE y del Sistema Mundial de Sistemas de Observación de la Tierra (GEOSS) del Grupo de Observación de la Tierra (GEO).
Taranis, por su parte, tenía como objetivo estudiar las interacciones que ocurren sobre las tormentas entre la atmósfera media y alta, la ionosfera y la magnetosfera (cinturones de radiación). Es un proyecto del Centro Nacional de Estudios Espaciales francés (CNES)
Relacionado,