Después de actualizar el software de a bordo de los satélites y comprobar por tercera o cuarta vez que todo está bien SpaceX está lista para volver a intentar en lanzamiento de la primera tanda de 60 satélites Starlink. El primer intento de lanzamiento, que tuvo lugar el pasado día 17, fue cancelado porque había vientos demasiado fuertes. Y antes de que se abriera la ventana de lanzamiento del día siguiente la empresa decidió posponer todo para hacer esa actualización de software.
Pero con todo listo el reloj está en marcha para intentar por segunda vez el lanzamiento en una ventana que va de las 4:30 a las 6:00, hora peninsular española, del 24 de mayo de 2019. Será retransmitido a través de la web de SpaceX desde unos 15 o 20 minutos antes de que se abra la ventana.
La primera etapa del cohete, que es la misma que se utilizó para el lanzamiento del Telstar 18 Vantage y del lote de satélites Iridium-8 intentará aterrizar en el espaciopuerto flotante Of Course I Still Love You.
Starlink será, si todo va según los planes y SpaceX consigue la financiación necesaria, algo en lo que aún está trabajando, una constelación de casi 12.000 (sí, doce mil, no se nos ha colado ningún cero) satélites que orbitarán la Tierra en tres «esferas» a distinta altitud. La idea es que de acceso a Internet a zonas en las que no hay cobertura de redes tradicionales o en las que esta es defectuosa y a vehículos en movimiento en zonas en las que no hay otro tipo de cobertura. Pero dado que los satélites también sobrevolarán ciudades no se descarta que Starlink ofrezca también sus servicios para abonados urbanitas.
Primera fase de la constelación Starlink – Prof Mark Handley / University College London
Pero para que la constelación empiece a dar algo de servicio necesita tener al menos 420 satélites en órbita y para que la cobertura sea ya moderada –en términos de Elon Musk– necesitan tener 780 satélites en órbita. Así que tienen que hacer 6 lanzamientos más como este para que Starlink empiece a servir para algo y 12 más para que empiece a tener pinta de ser lo que puede llegar a ser.