Después de entrar en modo seguro el pasado 19 de octubre de 2016 cuando su software de control detectó un error la sonda Juno de la NASA vuelve a estar completamente operativa.
El modo seguro de una sonda espacial se activa cuando esta detecta algún fallo importante del que no sabe salir sin atención por parte del equipo del control de la misión y por lo general implica desactivar todos los sistemas no básicos de a bordo y asegurarse de que la sonda puede permanecer en contacto con sus responsables.
Juno hizo esto unas 13 horas antes de pasar por el punto más próximo al planeta de su segunda órbita alrededor de Júpiter, con lo que no tomó dato alguno durante esa pasada.
Todavía no está claro qué fue lo que provocó que la sonda entrara en modo seguro, así que desde el control de la misión están analizando el problema para evitar que se repita en el futuro, aunque esperan volver a activar los instrumentos de a bordo a principios de noviembre para tenerlos listos para la próxima pasada por las cercanías de Júpiter.
Además, tal y como se puede leer en NASA's Juno Mission Exits Safe Mode, Performs Trim Maneuver, los motores de maniobra, que se usan en cada órbita para ajustar la trayectoria de Juno de tal forma que en combinación con la rotación del planeta cubra toda la superficie de éste también funcionaron correctamente después de que la sonda saliera del modo seguro.
Pero si bien esto son buenas noticias en el sentido de que Juno vuelve a estar operativa el que haya programada una nueva recogida de datos durante la aproximación del 11 de diciembre quiere decir que la sonda no va entrar en la órbita prevista para llevar a cabo su misión tampoco en diciembre, igual que no lo hizo el pasado 19 de octubre como estaba previsto inicialmente.
Este retraso en entrar en su órbita definitiva está causado porque hay un par de válvulas del motor principal que no responden como deberían y el equipo de Juno aún no tiene claro como atacar el problema.
La órbita desde la que Juno tiene que llevar a cabo su misión es de de 5000×1,9 millones de kilómetros y 14 días de periodo, aunque actualmente está en una órbita de captura que va de un mínimo de 4150 kilómetros sobre las nubes del planeta y máxima de ocho millones de kilómetros y que tarda 53 días y medio en recorrer.
En esta órbita de captura Juno podría recoger datos igual, aunque está demasiado alejada del planeta, lo que provocaría que algunos de los instrumentos de a bordo funcionen con menos resolución de la que pueden dar.
Además, como tiene un periodo casi cuatro veces más largo que la órbita prevista Juno tendría que sobrevivir durante unos cinco años, lo que no está claro que pueda hacer dado el ambiente extremadamente hostil en cuanto a radiaciones que hay en el entorno del planeta y que probablemente freiría sus instrumentos de a bordo antes de completar la toma de datos, por mucho que vayan protegidos dentro de una especie de cofre de titanio.
Así que aún queda por ver si y como la NASA puede solucionar el problema del cambio de órbita, lo que no es poco.
Juno está en Twitter como @NASAJuno.