Por @Wicho — 23 de abril de 2020

Con el lote de 60 satélites Starlink puestos en órbita el 22 de abril de 2020 SpaceX ya ha lanzado 422 de éstos. La empresa aumenta así su ventaja como mayor operador privado de satélites artificiales del mundo. Y supera a China, que tiene unos 390 satélites en órbita. Sólo le quedarán por delante Rusia, con unos 1.500, y los Estados Unidos con 1.900. Pero si se cumplen los planes los superará en un par de años o tres.

El lanzamiento –el séptimo dedicado a construir esta constelación– corrió a cargo de un Falcon 9 cuya primera etapa, con el número de serie B1051, era la cuarta vez que iba al espacio.

Sus anteriores lanzamientos fueron el de la primera Crew Dragon que se acopló a la Estación Espacial Internacional en marzo de 2019; el de la constelación Radarsat en junio de ese mismo año; y el del tercer lote de satélites Starlink en enero de 2020.

Despegue de la misión Starlink 7 – SpaceX
Despegue de la misión Starlink 7 – SpaceX

Tras cumplir con su misión la B1051 consiguió aterrizar en el espaciopuerto flotante Of Course I Still Love You (OCISLY), con lo que podrá ser utilizada una quinta vez. Junto con la B1049 son las dos primeras etapas que han ido y vuelto con éxito al espacio cuatro veces. Así que es probable que sea una de las dos la que lo consiga por quinta vez.

La primera en intentar esto fue la B1048, que el pasado 18 de marzo llevaba a cabo su quinta misión poniendo en órbita los 60 satélites de la misión Starlink 5. Pero uno de sus motores se apagó de forma prematura, con lo que el resto tuvieron que compensar ese fallo. Así que la B1048 se quedó sin combustible suficiente para aterrizar en el OCISLY y resultó destruida.

SpaceX explicó ayer que ese fallo se debió a que durante el proceso de limpieza previo al quinto lanzamiento una pequeña cantidad de alcohol isopropílico quedó albergada en un sensor. Ese alcohol se incendió con la temperatura y provocó un fallo del sensor que a su vez provocó el apagado del motor.

Es un fallo bastante sencillo de corregir. Y, lo que es más importante, no afecta a motores nuevos como los del Falcon 9 que será utilizado para la primera misión tripulada de una Crew Dragon. Así que que es una duda que queda despejada de cara al lanzamiento de esta histórica misión.

Fue el lanzamiento número 84 de un Falcon 9 desde que entró en servicio en junio de 2010. Esto lo convierte en el cohete estadounidense en servicio con más lanzamientos, pues justo acaba de superar los 83 del Atlas V de United Launch Alliance.

La cofia protectora también era reutilizada, en este caso de la misión AMOS 17. Pero debido a que el software que gobierna la maniobra está siendo actualizado en esta ocasión no intentaron cazarlas con las redes sino que Ms. Chief y Ms. Tree simplemente las pescarán del agua para no dejarlas flotando por ahí. Está por ver si se podrán volver a utilizar en una futura misión; dependerá mucho de lo dañadas por el agua salada que hayan resultado.

La constelación Starlink tiene como objetivo dar acceso a Internet en todo el mundo. Incluso, y especialmente, en regiones remotas a las que no llegan las conexiones a Internet, así como a vehículos en movimiento. Para ello está previsto que SpaceX ponga en órbita unos 12.000 satélites. Si doce mil, no se nos ha escapado ningún cero de más.

Según Elon Musk Starlink estará lista para empezar pruebas beta privadas en unos tres meses y públicas en seis; todo depende del ritmo de lanzamientos que puedan mantener.

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Pero los satélites han resultado ser más brillantes de lo previsto en el cielo nocturno, lo que ha ocasionado no pocas protestas por parte de astrónomos profesionales y aficionados. Y de muchas otras personas que quieren que el cielo nocturno siga siendo el cielo nocturno y poder así ver tranquilamente cosas como las lluvias de estrellas.

SpaceX está trabajando en medidas que puedan paliar esto. Una es la de pintar los satélites de negro para que reflejen menos luz. Hay uno ya así, conocido como DarkSat, que refleja como dos veces y medio menos luz que los demás. Otra cosa en la que está trabajando SpaceX es en añadirles una especie de parasol, de nuevo para que reflejen menos luz. Y está también trabajando en cambiar el ángulo en el que se colocan los paneles solares durante la parte de la órbita de cada satélite que puede causar reflejos para, de nuevo, minimizarlos.

Pero además ha obtenido permiso para modificar la altitud de las órbitas de sus satélites. Los 1.584 de la primera fase –los que están lanzando ahora– están en una órbita de 550 kilómetros inclinada 53º grados respecto al ecuador. Los siguientes 2.825 iban a ser colocados en órbitas de entre 1.110 y 1.325 kilómetros. Pero con los nuevos planes estarán o bien en una órbita de 540 kilómetros y 53,2º o bien en una órbita de 570 kilómetros y 97,6º. Los aproximadamente 7.600 satélites que quedan estarán colocados en órbitas de 345,6 kilómetros.

A menos altitud estarán menos tiempo sobre el horizonte y en una posición en la que puedan reflejar la luz del Sol. Aunque a cambio brillarán más que si estuvieran en órbitas más altas. Pero quizás con las medidas que está implementando SpaceX la cosa se pueda más o menos arreglar a gusto de casi todo el mundo. SpaceX también se ha comprometido a mantener frecuentemente actualizados los datos de las órbitas de los satélites para ayudar a la comunidad de las astronomía a preparar sus observaciones evitándolos.

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