Por @Wicho — 17 de Mayo de 2019

Parche StarlinkTras cancelar el primer intento de lanzamiento del primer lote de satélites Starlink debido a la presencia de vientos en altura demasiado fuertes SpaceX decidió ya no volver a intentarlo a las 24 horas. Mediante un tuit comunicaron que es para poder hacer una actualización de software a los satélites y para comprobar todo una tercera vez. Así que más o menos hasta finales de la semana que viene no habrá lanzamiento.

Lo que ha hecho mientras tanto es dar algunos datos acerca de estos satélites, destinados a formar parte de una constelación de casi 12.000 que darán acceso a Internet de alta velocidad con cobertura en todo el mundo.

Cada uno de ellos pesa 227 kilos con lo que el peso de todos ellos más el adaptador en el que van montados lleva el total a 15 toneladas, la carga más pesada que jamás haya lanzado SpaceX.

Los satélites tienen varias antenas planas capaces de enviar y recibir datos a alta velocidad y un panel solar para obtener electricidad para su funcionamiento. Montan propulsores de efecto Hall –un tipo de motores de iones– que utilizan kriptón como propelente. Los usarán tanto para mantener su posición en órbita como para, cuando termine su vida útil, precipitar el satélite en la atmósfera para que se desintegre en ella.

Tintin A y B
Tintin A y B, los dos primeros satélites de prueba de Starlink, lanzados en febrero de 2018 – SpaceX

Pero además los satélites tienen cámaras capaces de vigilar su entorno con lo que son capaces de evitar de forma autónoma el impacto con otros objetos; para ello usarán también sus propulsores si es necesario.

Los satélites Starlink operarán en tres altitudes distintas: 340, 550 y 1.150 kilómetros. Unos 7.500 irán en la de 340 kilómetros, unos 1.600 en la de 550, y el resto, unos 2.800, en la de 1.150. Ese elevado número de satélites es necesario para mantener cobertura constante sobre todo el planeta.

Y aunque con satélites en órbitas más altas necesitarían menos unidades el problema es que cuanto más arriba los colocas peores son los retardos de la red; por eso SpaceX ha optado por órbitas tirando a bajas. Esas órbitas relativamente bajas aseguran también que en caso de pérdida de control del satélite terminarán reentrando en la atmósfera en unos cinco años.

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