Por @Wicho — 21 de mayo de 2022

Esta pasada noche una cápsula Starliner CST-100 de Boeing se acoplaba por primera vez a la Estación Espacial Internacional (EEI). Lo hizo de forma autónoma gracias a sus sistemas de guiado y de visión artificial. Aunque en todo momento desde el control de la misión y la Estación podían haberle ordenado detenerse o incluso retroceder si hubiera sido necesario. Durante el camino de ida llevó a cabo distintas maniobras para demostrar las capacidades de sus sistemas.

Permanecerá acoplada al puerto frontal del módulo Harmony al menos hasta el día 25. Una vez que la tripulación de la EEI abra las escotillas entre ambas naves procederá a retirar los algo más de 225 kilos de suministros que lleva a bordo y a probar un las comunicaciones entre la cápsula y la Estación, así como algunos de los menús de manejo de la Starliner antes de ponerla en reposo.

El objetivo de esta misión, conocida como Boeing Orbital Flight Test 2 (Vuelo de prueba orbital 2, OFT-2), es demostrar la capacidad de la Starliner de llevar y traer tripulaciones a y de la EEI. Aunque en esta misión nadie va a bordo salvo Rosie The Rocketeer, un maniquí instrumentado que se está usando para tomar todo tipo de datos de cara a comprobar que la nave en efecto es segura para meter seres humanos dentro de ella.

La Starliner acoplada a la EEI – Samantha Cristoforetti/ESA
La Starliner acoplada a la EEI fotografiada a través de la ventana de la Crew Dragon Freedom – Samantha Cristoforetti/ESA

Configuración de la EEI con la Starliner atracada – NASA
Configuración de la EEI con la Starliner atracada. Las Progress 79 y 80 son las Progress MS-18 y MS-19 en la designación que sólo usa la NASA – NASA

El que por fin haya llegado a la EEI es un triunfo muy necesitado por Boeing. Y es que en diciembre de 2019 ya intentaron hacer esta demostración, intento que terminó en un sonado fracaso cuando la Starliner desarrolló toda una serie de problemas después de ser puesta en órbita. Luego, en el verano de 2021, volvieron a intentarlo, pero en esa ocasión ya ni pudieron lanzar la cápsula por problemas con el módulo de servicio.

Al final son dos años y medio de retraso desde aquel primer intento. Y algo más de tres años desde que SpaceX llevara a cabo con éxito la misión equivalente de la Crew Dragon. En el ínterin Boeing nombraba a un nuevo responsable de la división que lleva el programa de la cápsula tripulada Starliner y del cohete SLS, que también acumula años de retraso en su entrada en servicio.

La llegada de la Starliner a la EEI también es un alivio para NASA porque valida el haber otorgado el contrato a Boeing dentro del programa de tripulaciones comerciales.

Queda, de todos modos, la vuelta a tierra de la Starliner antes de poder cantar victoria. A diferencia de las Crew Dragon de SpaceX, la cápsula de Boeing está diseñada para terminar sus misiones en suelo firme, en concreto en el Puerto Espacial de White Sands.

Boeing y la NASA calculan que si la OFT-2 termina bien necesitarán unos seis meses para analizar todos los datos y autorizar y llevar a cabo el lanzamiento de la misión Boeing Crewed Flight Test (Boe-CFT, CFT), en la que tres astronautas de la agencia aún por determinar se convertirán en las primeras personas en viajar a la EEI en una Starliner.

Más o menos otros seis meses después de la conclusión de la CFT la Starliner podría por fin entrar en servicio regular. Así, se alternarían sus lanzamientos con los de las Crew Dragon, lo que permite disponer de redundancia en lo que al envío de tripulaciones a la EEI se refiere. De hecho será la primera vez que haya tres naves tripuladas disponibles para ello: las citadas Crew Dragon y Starliner y las Soyuz rusas.

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