El Scaled Composites Model 351, más conocido como Roc o Stratolaunch, está ya empezando con sus pruebas de rodadura, destinadas a comprobar que el avión se puede mover bajo el impulso de sus motores, que se puede dirigir, y que se puede parar. También sirve para hacer las primeras pruebas de telemetría.
Es otro paso más de cara a que este bicho empiece sus vuelos de prueba en 2018 y a que pueda llevar a cabo su primera misión en 2019.
La idea –después de varios cambios que han ido rebajando sus capacidades previstas inicialmente– es que pueda lanzar hasta tres cohetes Pegasus XL de Orbital por vuelo, cada uno de ellos con una carga útil máxima de unos 400 kilos.
La ventaja principal de lanzar desde un avión es que no es necesario disponer de una plataforma de lanzamiento sino que basta con que haya un aeropuerto relativamente cerca, aunque el Roc es el avión con mayor envergadura del mundo, así que tampoco puede operar desde cualquier aeropuerto, pues necesitacasi 4 kilómetros de pista para despegar.
Otra ventaja considerable es que al lanzar desde unos once kilómetros de altitud la mala meteorología dejará prácticamente de ser un factor que impida lanzamientos siempre que no sea tan mal que el Roc no pueda despegar… y en esas condiciones no hay cohete que pueda ser lanzado.
La duda es que haya modelo de negocio detrás de todo esto pues el Stargazer de Orbital, un Lockheed L-1011 convenientemente modificado para poder lanzar cohetes Pegasus-XL, tampoco es que haya tenido mucha demanda.