Por Nacho Palou — 27 de marzo de 2018

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A estas alturas en internet ya hay unos cuantos vídeos sobre la nueva cámara Sony α7 III, pero este me ha parecido especialmente interesante porque analiza la cámara desde el punto de vista del fotógrafo, a través del visor digital (EVF).

Al tratarse de una cámara sin espejo la Sony α7 III no tiene el visor óptico propio de las cámaras réflex. Para algunos esto puede suponer un pero, al menos de entrada; pero lo cierto es que gracias a la resolución, el brillo y la nitidez del EVF enseguida uno se olvida que está mirando la escena a través una pantalla.

Hace unas semanas tuve ocasión de trastear un rato con la nueva Sony α7 III. Se trata de una cámara de objetivos intercambiables sin espejo (mirrorless), con sensor de tamaño completo y con visor electrónico (el del vídeo).

Exteriormente la Sony α7 III mejora la posición de algunos botones y cambia en alguna medida pero es esencialmente igual que su predecesora la Sony α7 II. Incluso sobre el papel comparte algunas características con ella, como la resolución de 24 megapíxeles. Sin embargo la cifra no debe llevar a engaño porque el sensor de la Sony α7 III es nuevo y técnicamente es diferente, y muy superior. En esta nueva reencarnación se trata de un sensor con estructura de doble capa que mejora el rendimiento y las prestaciones.

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Tanto mejora el rendimiento y las prestaciones que más de uno considera que la Sony α7 III bien podría definirse como una versión lite de la Sony α9. Es difícil imaginar cómo será entonces una futura Sony α9 II, aunque para eso todavía queda algún tiempo.

Aunque con la Sony α9 comparte el factor wow! la Sony α7 III no llega ni mucho menos a la misma potencia. Por ejemplo el disparo continuo sin pérdida de imagen en el visor de la Sony α7 III se “conforma” con 10 fps, (20 fps para la Sony α9). 10 fps (RAW de 14 bits) es una cifra capaz de satisfacer a cualquier fotógrafo entusiasta y probablemente a muchos fotógrafos avanzados y profesionales.

Uno de los aspectos por los que destaca la Sony α7 III es su sensor de tipo apilado y “retroiliminado” (aunque el término no sea del todo correcto) que en combinación con el procesador BionzX duplica la velocidad de procesado de las imágenes respecto al modelo anterior. El sensor de 24,2 megapíxeles alcanza una sensibilidad nativa ISO de 51.200, hasta 204.800 ISO forzado. Incluso a esa sensibilidad la Sony α7 III dispara en modo silencioso sin obturador mecánico. El obturador queda ya relegado a la sincronización con el flash.

La grabación de vídeo 4K se captura a 6K y luego se procesa, automáticamente y en la cámara, como vídeo 4K HDR. Y el sistema antiparpadeo sincroniza la captura de imagen con la frecuencia de la luz artificial para eliminar el parpadeo y las variaciones de exposición (y de temperatura de color) que pueden producirse entre imágenes disparadas en secuencia bajo ciertas condiciones de iluminación. Además el estabilizador óptico de cinco ejes incorporado en el cuerpo puede funcionar de manera autónoma con objetivos sin estabilizador o de manera conjunta cuando el objetivo dispone también de estabilizador.

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El enfoque de la Sony α7 III es de 693 puntos que cubren el 93 por ciento del área de imagen. Esto significa que en un momento dado es bastante improbable que justo lo que se quiere enfocar de una escena se quede fueradel alcance de alguno de los puntos de enfoque. La velocidad de enfoque también se ha duplicado respecto al modelo anterior, y el enfoque automático a los ojos se mantiene activo también en el modo de enfoque continuo.

La Sony α7 III mejora la autonomía de forma notable y la cifra de disparos crece hasta los 710 con una carga de batería, una cifra no muy alejada de lo que permite una cámara réflex convencional. La autónomía había sido hasta un inconveniente de estás cámaras, pero ya apenas es un argumento válido.

La Sony α7 III cuesta 2.300 euros (sólo el cuerpo), algo menos de la mitad que la Sony α9 (4.800 euros, el cuerpo). Que sea cara o no depende de las exigencias y necesidades de cada uno. Según el reconocido fotógrafo Ken Rockwell, “a ese precio la Sony A7 III es la mejor cámara sin espejo y de fotograma completo que jamás se ha creado.”


Las fotografías de esta anotación están hechas con un Samsung Galaxy Note8 de cesión.

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