Además de los destornilladores adecuados también hay que tenerlos de bronce para destripar una Canon EOS-1D X Mark II (unos 5.000 euros) y ponerse a hurgar en su interior. Por el entusiasmo y las risas nerviosas de Peter McKinnon a pesar del riesgo la tarea parece próxima al de una experiencia pronográfica, especialmente cuando descubre que puede profundizar en la cámara más de lo que parecía inicialmente.
Aunque a decir verdad esa cámara tenía que ir de todos modos al servicio técnico de Canon —por un conector de audio roto— kudos para Peter McKinnon porque después de volver a montar la cámara no le sobra ninguna pieza.