Mitch Bergsma publicó hace tiempo este interesante vídeo en el que muestra cómo resolver uno de los más incómodos problemas de las cámaras de vídeo (y quizá el más destacado en las GoPro): la estabilización de imagen.
La solución es tan simple como de baja tecnología: sujetar la cámara en contacto con la cara, que resulta ser la parte del cuerpo más estable que tenemos. El resto es automático y el vídeo es autoexplicativo, con una buena demostración del antes/después.
El principio de funcionamiento de este truco es el mismo que se demuestra en este vídeo con la estabilidad de la cabeza de un búho… ¡Todo sea por la ciencia!
Como probablemente no es tan fácil conseguir un ave rapaz de estas y llevarla con una cámara de vídeo atada a la cabeza, la «solución humana» parece en ese caso más efectiva.
(Vía PetaPixel.)