Iris 1.0 pertenece a la clase creciente de editores de fotografía sencillos, accesibles y para todos los públicos que funcionan tanto como aplicación como directamente en el navegador, vía web.
El interfaz gráfico de Iris recuerda mucho al de Aperture, salvando la diferencia en cuanto a las herramientas y función de cada uno. Lamentablemente esta similitud también incluye el uso de un tamaño de letra excesivamente pequeño en las cajas de herramientas y de funciones y sus correspondientes menús.
Las herramientas disponibles son las habituales en este tipo de programas tanto para modificar el aspecto de la imagen como para efectuar correcciones, modificaciones, dibujar y pintar y añadir texto. También permite trabajar con capas (aunque carece de modos de fusión); curiosamente, aunque soporta el formato de archivo PSD de Photoshop no es compatible con éste en lo que a las capas de un archivo se refiere.
Un aspecto un tanto extraño es que la ventana de trabajo de Iris nunca puede estar vacía: si no hay abierta ninguna imagen obliga a crear un lienzo en blanco o a abrir una imagen guardada en el disco duro. Esto imposibilita arrancar el programa y a continuación utilizar la opción “Abrir recientes”. A cambio de una sesión a otra mantiene abiertos los archivos que se estaban utilizando cuando se cerró la aplicación.
En general el programa apunta maneras, pero le falta aún un hervor y aún tiene muchas carencias elementales: desde la herramienta curvas, al histograma o simplemente algo más de información en la web del fabricante.
También pide a gritos una mejora de rendimiento cuando se trabaja con imágenes grandes o cuando se abren varias a la vez. En cualquier caso el precio actual de 79 dólares, unos 50 euros, se aproxima tal vez demasiado en precio a la versión Elements de Photoshop –que cuesta unos 65 euros pero funciona mejor, tiene más funciones e incluye una completa biblioteca para organizar las imágenes–, mayor que el de otras opciones similares como Pixelmator o (50 euros), GIMP (gratuito).
