Por Nacho Palou — 12 de enero de 2011

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Las aplicaciones SynthCam o MagicShutter, para iPhone, son dos ejemplos de cómo las limitaciones técnicas de las cámaras incorporadas en teléfonos móviles pueden paliarse con algo ingenio y algunas líneas de código.

SynthCam (0,79€, web del autor) por ejemplo compensa el exceso de profundidad de campo propio de este tipo de cámaras. En una cámara réflex o con control de diafragma variando la apertura de éste se puede modificar la profundidad de campo -esto es, el espacio alrededor del sujeto donde la imagen permanece enfocada- logrando así que en la imagen haya zonas enfocadas y también desenfocadas. Un recurso muy utilizar por ejemplo en retratos: sujeto nítido, fondo borroso.

Con un móvil es muy complicado conseguir esto ya que la apertura siempre es muy pequeña.

La forma en la que funciona SynthCam es peculiar porque en realidad recurre al vídeo para obtener la imagen resultante: en cada fotograma se mantiene enfocada una parte de la imagen mientras que movimiento ligeramente el teléfono se obtienen distintos fotogramas que, al combinarse, logran la sensación de que hay partes de la imagen que están fuera de foco, como la imagen de arriba en la que prácticamente sólo está enfocada el extremo del cargador de las grapas.

MagicShutter (2,99 €) resuelve de forma parecida, recurriendo al truco de combinar fotogramas de vídeo, para paliar otro problema habitual de este tipo de cámara: la falta de control en la duración de la exposición. De este modo es posible hacer fotografías nocturnas e incluso fotografías en las que se pinta con luz o en las que los vehículos dejan estelas luminosas al pasar.

Ambas aplicaciones dan algo de juego extra para determinadas circunstancias pero también en ambos casos el tamaño máximo de la imagen resultante será de 960 x 720 píxeles al tratarse de un fotograma de vídeo HD. Y la calidad seguirá siendo de cámara de móvil.

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