Por @Alvy — 3 de Junio de 2017

Aunque las fotografías en blanco y negro llevan coloreándose desde tiempos inmemoriales, solo las técnicas actuales fruto de una labor artística, científica y de investigación permite restaurar los colores originales con la mayor fidelidad posible. Restaurar y colorear una vieja foto en blanco y negro es un trabajo con cierto «punto obsesivo» en busca de la perfección – y requiere de grandes conocimientos y habilidad técnica.

En este vídeo de Vox Colmen Lowndes explica cómo es el largo proceso de coloreado de una fotografía y recoge las opiniones de diversos artistas al respecto.

La labor incluye una restauración de los originales con la mayor calidad posible, una investigación técnica sobre las equivalencias de los tonos de blanco y negro con los colores (no siempre fácil, dado que siempre «falta información») y una investigación alternativa sobre qué colores son los más probables para cada objeto y superficie: materiales, tonos de piel, trajes…

Y cualquier pista es válida para ello: que la tela de los vaqueros es azul, que los tonos de piel y colores de ojos están dentro de ciertos espectros «étnicos», fotografías alternativas de la época en color (que muestren la misma escena, o alguna similar), materiales originales en los que puedan medirse los colores (ej. viejos logotipos de marcas, anuncios, ropa o complementos)… La lista es interminable. Hay quien incluso obtiene los colores de los relatos de la época a partir de libros, diarios o descripciones de los periódicos.

Todo esto es un trabajo de cojones. Una vez me pasé un mes entero con una fotografía.

– Jordan Lloyd

La obsesión lleva a muchos de estos artistas a analizar también las escenas de forma científica: cuáles eran las condiciones de iluminación, en qué hora del día se tomaron las fotos, qué efectos podían tener sobre los objetos los reflejos, cuáles eran las condiciones atmosféricas del momento… Todo ello habría influido en la forma en la que habrían quedado reflejados los desconocidos colores.

El resultado son obras un su mayor parte con una labor de amor al arte tremenda que, como bien dice Jordan Lloyd, son complementarias a las originales, que no pretenden sustituirlas – aunque hay quienes aman el coloreado o lo odian. Dicen que deberían considerarse como los «extras» de un DVD, no un reemplazo del original. Pero las viejas fotografías vistas de este modo toman una nueva vida y adquieren mayor grado de cercanía al presentarnos las escenas tal y como las habríamos visto, con detalles como la ropa, los materiales y los objetos del entorno más fácilmente identificables y cercanos.

En estas webs se pueden ver enormes galerías de un buen número de grandes artistas de esta técnica:

También merece la pena visitar el proyecto The Paper Time Machine, un libro con 130 fotografías coloreadas ordenadas, del que se está produciendo ya una segunda versión con 300 fotografías más.

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