VHS Camcorder es una especie de regreso al pasado del vídeo; más concretamente a los años 80, en los que beta y VHS eran lo que rulaba en la electrónica del hogar, cuando los más pudientes poseían una cámara en la que para grabar se metían aparatosas cintas magnéticas alojadas en una carcasa de plástico (¡literal!)
Esta app para iOS [ya en preparación para Android] simula una de esas grabadoras en «calidad VHS». Así que degrada la imagen de las modernas cámaras digitales HD a niveles lamentables: a unos pocos cientos de líneas y píxeles (quizá 400×300) añadiéndoles además pérdida de color y diversas rayas, deformaciones y artefactos para completar los efectos. Es como aplicar filtros de Instagram sin criterio y a lo bestia.
Como bonus, si mueves la cámara la imagen tiembla y empeora aún más, algo seguramente inconcebible para los ingenieros que diseñaron todo tipo de estabilizadores por hardware y software para los más avanzados smartphones actuales.
En cuanto a formatos se puede elegir el 4:3 de la época o el panorámico, así como la calidad: no hay remordimientos en elegir la peor posible, claro. También se puede cambiar el frame-rate, lo cual dota a esta app de una maravillosa característica: a las malas, funciona bien incluso con los iPhone más viejunos. El sonido tampoco se libra de ser degradado convenientemente, así que es normal se oiga un poco a «friendo bacon» por detrás de las conversaciones a cámara.
Un detalle divertido es que se puede superponer la fecha y hora de grabación: una aberración de la humanidad propia del nivel del SVV o de no quitar las pegatinas publicitarias de los aparatos – pero que era opción por omisión en aquella época. Basta programar la fecha y la hora, apretar el botón rojo y… ¡arreando, ya estás en 1987! Todo se guarda en el carrete de iOS y queda compartido o listo para procesar como si hubieras hecho un vídeo normal y corriente.
VHS Camcorder cuesta 3,99 euros en la App Store y no puedo sino recomendar su compra: las risas están garantizadas y pocas veces te divertirás tanto haciendo el ganso con vídeos retro tan bien logrados. ¿Acaso no ha funcionado Instagram? Pues en la esencia de esa degradación de calidad está el insondable secreto de su atractivo. Sus creadores se merecerían un homenaje, así que… ¿qué menos que el equivalente a invitarlos a un café con unas monedas?