Por @Alvy — 19 de mayo de 2006
A veces metes accidentalmente un dígito de más en el año, por ejemplo, 19993 y añades 18.000 años al presente; y entonces te das cuenta de que el año 19993 realmente existirá algún día y de que el tiempo es algo escalofriante.
– Abe (Microsiervos, de Douglas Coupland, 1995)