Por @Wicho — 9 de febrero de 2006

Al principio, el aliento de Dios
se arremolinaba en el corazón de las tinieblas, y las tinieblas cubrían el abismo.

Dios dijo: «Hágase la luz»,
y se hizo la luz.

Dios vio que la luz era buena,
y Dios separó la luz de las tinieblas.

Dios llamó a la luz «energía»
y a las tinieblas «espacio-tiempo».

Hubo una noche, y hubo una mañana.

Ése fue el primer día.

– La Biblia de Canaán, Génesis I.A.1,
versión de Denis Bajram

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