He estado probando un AirTag desde el día en el que estuvieron disponibles. La buena noticia es que funcionan para encontrar cosas. La mala noticia es que, al menos en mi opinión, Apple necesita aclarar más el asunto de la privacidad e incluso atarlo un poco mejor.
Lo primero que tuve que hacer para poder usar el AirTag –aparte de activarlo, obviamente– fue instalar iOS 14.5 en mi iPhone, pues las versiones anteriores del sistema no tienen lo que hay que tener para configurarlo. Configurarlos es un proceso sencillo e indoloro, más aún cuando el iPhone detecta automáticamente el AirTag en cuanto lo activas y te va guiando paso a paso.
Poderoso efecto red
Los AirTag se «hablan» con los literalmente miles de millones de dispositivos de Apple que tienen activada la opción «Encontrar mi…», que es la opción por defecto. Actúan entonces como una especie de repetidores anónimos de la señal de los AirTag. Así todos ellos ayudan a encontrarlos y, por ende, aquello a lo que vayan unidos, como por ejemplo las llaves de casa, una cartera, una mochila, o incluso un coche. Es una ventaja enorme respecto a otros dispositivos similares que ya estaban en el mercado porque todos ellos necesitaban que su software específico estuviera instalado en los móviles que debían ayudar a encontrarlos. Y en mis pruebas muchas veces era la única persona de mi ciudad que lo tenía instalado. Así que era complicado encontrar algo que no estuviera cera de mi teléfono.
Mis pruebas –ver más abajo– indican que aunque necesitas iOS 14.5 para configurar los AirTag en realidad cualquier iPhone con iOS 13 o posterior que tenga activada la función Buscar mi iPhone sirve para ayudar a localizar los AirTags. En iPadOS es necesaria la 14 o posterior. En mac OS necesitas Catalina o posterior.
Con la app Buscar, en la pestaña Objetos, podrás ver dónde y a qué hora ha sido visto por última vez cada uno de los AirTag que tengas asociados a tu cuenta y así saber grosso modo si están en el despacho, en el coche, etc, o si andan perdidos por algún otro sitio. Y en ese caso puedes activar –para eso necesitas iOS 14.5 o superior– el Modo Perdido para que los dispositivos que lo tengan cerca –y que tengan la versión del sistema necesaria– muestren un mensaje sobre ello. Aunque lo que no he conseguido que funcionara nunca es la aplicación Buscar en mac OS Big Sur: me muestra la pestaña Objetos pero nunca llegó a ver el AirTag que usé en las pruebas, ni en modo normal ni en modo perdido.
Yo no he podido probarla porque mi iPhone no tiene el chip U1 necesario para ello. Pero Alvy, que también los ha probado y tiene un iPhone 12, me cuenta que la Búsqueda de Precisión funciona bien como «brújula» para encontrar los AirTags cuando estás en el mismo sitio que ellos, aunque requiere estar bastante cerca –unos pocos metros– para que capte la señal y muestre las indicaciones; las paredes y otros obstáculos parecen interferir un poco. Otra cosa es que a ambos nos cuesta bastante oír con nuestros oídos de cincuentones el pitido que emiten los AirTag. Y ahí poco puede hacer Apple. Al menos no mientras no saque los iEars.
Pero en cualquier caso, como decía al principio, aunque no son una idea nueva ni mucho menos los AirTag funcionan muy bien gracias a todos los dispositivos que forman la red Buscar. Y es una tecnología que Apple podrá ir incorporando en cada vez más dispositivos como por ejemplo ya ha hecho con los AirPod. Y que además ha abierto a terceras partes, con lo que hay ya en el mercado dispositivos como el Chipolo ONE Spot con la misma funcionalidad que los AirTag. Esto también abre la posibilidad de que cascos u otros dispositivos de otros fabricantes puedan ser encontrados igual que si fueran unos AirPod.
Stalker con permiso
Una de las primeras cosas que hice para comprobar cómo va lo de la privacidad fue pedirle a mi mujer que se llevara con ella el AirTag. Y así, un rato después de que saliera de casa con él abrí la app Buscar en mi iPhone y pude averiguar dónde estaba el AirTag y por tanto mi mujer. Cuyo iPhone, por cierto, no tiene aún instalado iOS 14.5.
Pero como no podía descartar que no hubiera sido un iPhone con iOS 14.5 el que hubiera detectado el AirTag al día siguiente hice otro experimento: en cuanto salió de casa para el trabajo abrí la app otra vez y pude seguirla en su camino al trabajo. Así comprobé que en efecto no es necesario que un iPhone tenga instalado iOS 14.5 para poder localizar un AirTag; basta con que esté participando en la red de Buscar.
Le pedí además que al volver a casa «se lo olvidara» en el despacho, así que durante unas horas estuve comprobando periódicamente como el AirTag era localizado periódicamente gracias a otros iPhone, pues cambiaba la hora a la que había sido visto por última vez.
De todas formas como el iPhone de mi mujer está asociado a mi cuenta de iCloud para poder usarlo en las automatizaciones de HomeKit quise descartar por completo que por eso estuviera pasando la información del AirTag a mi iPhone. Así que le pedí a una amiga cuyo iPhone tampoco tiene instalado iOS 14.5 y que, por supuesto, no está asociado a mi cuenta de iCloud, que me hiciera de conejillo de indias y durante unos días se llevó el AirTag.
Durante ese periodo pude seguir sus desplazamientos y, por ejemplo, saber cuándo estaba en casa, en el trabajo, o dejando a su hijo en el colegio. Sin que su iPhone le dijera jamás que llevaba con ella un AirTag que no era suyo. De hecho tuvo que pasar un fin de semana por medio para que el AirTag empezara a pitar porque como somos compañeros de trabajo no habían llegado a pasar los tres días de plazo necesarios para que se pusiera a pitar al no detectar mi iPhone. Y aún así a mi amiga nunca le salió ninguna alerta en el iPhone.
Y sí, ya sé que se supone que los AirTag no son para esto. Pero como sucede con casi cualquier herramienta, siempre se le puede buscar el lado oscuro al uso de los AirTag.
Frente a esto Apple tiene que buscar un difícil equilibrio entre que los AirTag funcionen de modo que sean útiles y los malos usos que se puedan hacer. Y me consta que Apple está haciendo ajustes. El plazo de tres días que mencionaba antes, por ejemplo, acaba de ser reducido el pasado día 3 a un periodo aleatorio de entre 8 y 24 horas, lo que Apple entiende que complica las cosas para quien quiera hacer un uso nefando de los AirTag.
Así que, como decía al principio, los AirTag funcionan pero necesitan mejorar en cuanto a privacidad. Aunque no sea por la tecnología en sí sin porque las personas somos personas y tenemos nuestras debilidades.
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