Por Nacho Palou — 2 de abril de 2018

“El fracaso de los CD parece ser uno de esos casos del márketing que ignora a la ciencia.”

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Según CDM la primera generación discos compactos ya se están descomponiendo, principalmente debido a la oxidación de la capa reflectiva. Después de todo han pasado unos 35 años desde que aparecieron los primeros CD comerciales en 1982 y el soporte digital que duraría para siempre no está durando para siempre por varios motivos.

Primero porque nada es para siempre. Pero también porque —explican en CDM— si bien la forma de almacenar los datos y la descripción de cómo se fabrica un disco compacto están sujetos a estándares en realidad “los detalles de cómo se fabrica cada disco no lo están.”

Esto significa que dos discos compactos aparentemente iguales y sujetos a los mismos estándares de almacenamiento y de fabricación pueden estar construidos de manera diferente y utilizando compuestos químicos distintos y más o menos susceptibles a sufrir deterioros y daños. “Ahora estamos descubriendo cuán sensibles son los discos compactos fuera de la comodidad de los laboratorios.”

Debido a esto la esperanza de vida de un disco compacto puede variar mucho respecto a la esperanza de vida de otro disco compacto, provocando una “gran variabilidad”: algunos durarán menos de 25 años y otros “podrían durar 500 años e incluso más”. Esta es la conclusión a la que llegó un estudio realizado por la Biblioteca del Congreso (de los EE UU) en 2009.

En The Hidden Phenomenon That Could Ruin Your Old Discs se explica un caso de muerte prematura para miles de dicos compactos.

Entre 1988 y 1993 la DOP [Philips + Dupont Optical] fabricó una serie de discos compactos que utilizaban una laca de calidad inferior que no era resistente al azufre. Esto era un problema porque había rastros de azufre en los cuadernillos y en las carátulas de muchos discos compactos, lo que significaba que el material destinado a proteger el disco era el que lo dañaba: la capa de aluminio se corroía y teñía los discos de color bronce, afectando la calidad del audio. Entre 1991 y 2006 la DOP tuvo que ofrecer un servicio de reemplazo para estos discos.

La degradación es más probable que suceda antes en los discos grabables (en contraposición a los estampados), caso de los CD-R y CD-RW que muchos hemos grabado alguna vez en casa para guardar datos, fotos o una recopilación musical. “Estos tienen una superficie de grabación que consistente en una lámina que puede modificarse con calor [del láser] para almacenar los datos. Debido a la degradación los datos pueden "desplazarse" por la superficie y quedar ilegibles para el láser de lectura” explicaban desde IBM en 2006 y recogía PC World en IBM expert warns of short life span for burned CDs. (Es posible que hayas experimentado esa degradación en los CD del coche especialmente debido a las altas temperaturas que alcanza el interior cuando se aparca al sol.)

Para salvar los datos o al menos para prolongar su existencia en la medida de los posible hay dos opciones: hacer copias de seguridad en otros soportes (en cintas magnéticas o en internet) y guardar los CD en la nevera: “El estudio de la Biblioteca del Congreso reveló que incluso los CD situados en el extremo inferior de la esperanza de vida (de unos 25 años) pueden multiplicar por 25 ese datos si se almacenan a 5° y con un 30 por ciento de humedad, lo que significa que un CD del año 2000 fallará más hacia el Siglo XXVII (27) que en 2025”. Esto suena tan exagerado como que los CD duran para siempre y además no resuelve el problema de tener un montón de contenido digital al que no podremos acceder.

Vía Gizmodo.

Fotografía: Caleb Woods, Unsplash.

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