Por @Wicho

una pizarra blanca con un pseudocódigo informático que podría ser de un modelo de lenguaje

Que no se enfaden mis estudiantes, no es nada personal. Pero llevo casi 20 años dando clase de Informática y cada vez veo menos destreza en el uso del ordenador. Preguntas como «¿Dónde se ha guardado el archivo que acabo de descargar?» se han vuelto cada vez más comunes en el aula. Y no es que lo diga yo.

– Francisco José García Ull
en Los nativos digitales no tienen competencias digitales

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Foto de 杰 肖 en Unsplash

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Por @Alvy

La PicoCalc como forma elegante de redescubrir la edad de oro de la programación en una pantalla verde digna de Gameboy

La PicoCalc es un invento entre la genialidad y la aberración. Un gadget con aspecto de calculadora hipervitaminada, estilosa y bonita, apetecible y seguramente hasta gustosa al tacto. Pero a estas alturas de la película, ¿quién se pondría a programarla en Basic? Y menos en un chisme poco más grande que las antiguas Blackberry.

Concebida para programadores y entusiastas de lo retro este chisme de pequeño tamaño tiene justo lo que se puede necesitar: una Raspberry Pi Pico, un procesador ARM Cortex-M0+, 8 MB de PSRAM y 2 GB de memoria Flash, wifi y un teclado retroiluminado de 67 teclas físicas.

La pantalla es de 4 pulgadas, al más puro estilo Gameboy, de 320 × 320 píxeles y en verde. Para los desarrolladores tiene un puerto de depuración (debug) y tanto el hardware como el firmware y el software son abiertos. El Basic va en una tarjeta SD de 32 GB, donde también se pueden guardar y ejecutar juegos retro.

Se puede programar en Basic, Lisp y Shell de Unix, todo al estilo minimalista, claro. Se alimenta con dos pilas recargables 18650 intercambiables (ojo: ¡no incluidas!) que permite reemplazarlas sin que se apague el sistema. También tiene un par de pequeños altavoces y jack de audio 3,5 mm.

El precio del Kit PicoCalc también es atractivo: 75 dólares, que al cambio son menos de 70 euros. Hay que sumar unos 20 euros más de gastos de envío a la península. Parte de la gracia es que viene como kit para montar, con las piezas separadas y el montaje requiere ciertos conocimientos y delicadeza. Aunque el teclado no está en español, es todo plástico y habría que ver la calidad de la pantalla, el chisme está curioso. Sólo para aficionados hardcore.

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Por @Alvy

¡Camina hacia los 80 con Walkman.land!

Si has estado vivo en algún momento entre 1978 y 2004 habrás compartido espacio y tiempo de una forma u otra con los walkman. Esos dispositivos para reproducir cintas de casete deben su nombre al primero y uno de los más populares modelos de Sony, el legendario Sony Walkman TPS-L2, el «Nokia 3110 de la música».

En WalkmanLand han realizado la portentosa labor de recopilar información sobre ni más ni menos que 773 modelos de diversos fabricantes. Por mencionar algunos de los que fueron más populares en España: Sony, Akai, Panasonic, Philips, Sharp, Toshiba, JVC…

Gracias a las imágenes de alta calidad perfectamente curadas de WalkmanLand del TPS-L2 de Sony pude descubrir que existió una serie «Made in Spain by Hispano Sony, S.A.», fabricada bajo licencia de la Sony Corppration de Tokio (Japón), cosa que desconocía totalmente. Ignoro si fue por un tema legal o por una cuestión de practicidad o costes, pero ahí queda el dato; la cosa de para investigación.

¡Camina hacia los 80 con Walkman.land!

De cada modelo hay infinidad de datos en el catálogo: nombres, fechas, precios originales, peso, baterías, altavoces (o no), y un sinfín de funciones documentadas, desde el autoreverse a la reducción de ruido o la radio como complemento. Con el tiempo estos incónicos cacharros fueron acumulando más y más funciones. Luego serían reemplazados por los Minidisc y los Discman y finalmente llevados a la extinción con la llegada de los MP3. Desde 2010 Sony dejó de fabricarlos, como ya habían hecho otras marcas.

Yo también tuve un Sony TPS-L2 o, más bien, el de mi madre, que era la auténtica dueña, aunque pasó más tiempo «de prestado» que con su legítima propietaria :-) Solía usarlo más en casa que para andar o correr por ahí, que era otro de sus principales usos; daba yuyu perderlo o que te lo robaran. Recuerdo que la gomaespuma naranja de los llamativos auriculares se deshacía que daba gusto. Y que chupaba pilas AA cual V8 chupa gasolina. En aquel chisme se podía controlar el volumen por canales (izquierdo/derecho) y tenía un peculiar botón naranja que bajaba el volumen para amplificar el sonido ambiente a través de un micrófono. Irónicamente, aunque tenía micrófono, no permitía grabar, algo que sí podían hacer walkmans posteriores.

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Por @Alvy

Este llamativo y artístico colgante es una simulación de fluido en tiempo real según va oscilando al estar colgado del cuello de su propietario. Es una curiosa combinación de tecnología y diseño, convertida en un complemento chapado en oro capaz de epatar a cualquiera.

Su creador, Mitxela, tiene una página dedicada a explicar con todo lujo de detalles cómo fue su concepción y fabricación. El resultado es un colgante recargable, con luces LED verdes muy llamativas.

El hardware incluye un microcontrolador STM32L432KC a 100 MHz, un acelerómetro y un controlador de carga MCP73832, entre otros detalles. Está todo montado sobre una placa PCB de cuatro capas de 0,8 mm y luego encapsulado en cobre y recubierto de un cristal de reloj. El software comprueba la «horizontalidad» y movimientos del pequeño gadget y simula el movimiento del fluido virtual como si fuera real.

El chisme es precioso, pero requiere de muchos trucos en cuanto al diseño de la placa, el ensamblaje y las diminutas soldaduras que son necesarias para que todo funcione. Aunque su creador ha ido mejorando el diseño en sucesivas iteraciones el proceso es lento y artesanal.

Es precisamente ese proceso el que aparente ser una de esas actividades que dan gustirrinín, casi como para comprar componentes y herramientas y ponerse al lío, probablemente por lo metódico y tranquilo que parece ser todo el montaje. Aparte de algunos colgantes que puso a la venta no parece fácil producirlo a gran escala.

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