El Wall Street Journal publicó una interesante infografía sobre los conceptos de las fuentes de energía, su capacidad y densidad energética, todo ello aplicado a los aparatos que nos rodean. De este modo se explica que la batería de un teléfono móvil que normalmente dura 15 horas [ejem, con suerte] podría durar 3 días si se alimentara a partir de gas natural, 8 días con carbón, 9 días quemando la grasa del cuerpo (¡práctico!) o incluso 10 días con gasóleo.
Pero la solución más radical para alargar la batería sería utilizar una batería de uranio: la densidad energética del U-235 es tal que así a ojo proporcionaría unos 12 millones de días de funcionamiento para un móvil, ni más ni menos que 32 000 años continuamente encendido (en el modo «en espera» duraría más de 500 000). Hasta quienes más hablan por móvil encontrarían este valor «satisfactorio», supongo.
Por desgracia encajar una batería como esa junto con todo lo necesario para operar el invento bajo la carcasa de un teléfono móvil sería bastante complicado por decir algo; por no hablar de los «pequeños efectos secundarios» como la inevitable muerte que probablemente produciría al usuario por la radioactividad emitida. No se puede tener todo: o el iPhone o la vida.
Aquí en Dropbox los cálculos de Michael Purdie para NEI Nuclear Notes.