La Spectrum IQ Bulb que nos envió Satechi para probar es una bombilla LED de 8W que hace replantearse cómo funcionan estos pequeños objetos que hay en todas las casas desde los tiempos de Davy, De la Rue, Woodward, Evans y Edison. Es básicamente una bombilla de colores controlable y programable desde un teléfono inteligente Bluetooth, que reemplaza a cualquier bombilla convencional.
La forma en que funciona es más simple que el mecanismo de un cubo: quitas cualquier bombilla normal de su casquillo y enroscas la IQ Bulb. En su funcionamiento básico se comporta igual que una bombilla de bajo consumo; 8 vatios en LED equivalen a unos 50W «de de los tradicionales», suficientes como bombilla de mesa, para cualquier rincón de la casa, iluminación complementaria o habitación pequeña.
Instalando la app (Satechi LED Spectrum: iOS y Android) se puede controlar la bombilla a través de Bluetooth. En total se pueden controlar hasta diez bombillas diferentes y la app funciona mientras estés a una distancia razonable, digamos en la misma estancia o habitación (~15-20 m). Si se dispone de varias se pueden agrupar por zonas, controlar a la vez, etcétera; en ese sentido la app y es muy completa y fácil de usar.
¿Qué se puede controlar de esta bombilla? En primer lugar el apagado y encendido: basta dejar encendido el interruptor físico y cederle el control a la app. También se puede elegir el color de la bombilla: una combinación de ledes rojo, verde y azul permiten seleccionar cualquier color imaginable en una paleta – ideal para dar el ambientillo adecuado en cada situación: ver una película, trabajar o pasar una velada romántica. Para los más técnicos: la temperatura de color normal es un «Blanco Neutral 4000K», pero con los LEDs se consiguen 16 millones de colores RGB.
También se pueden programar las horas de encendido y apagado –más útil de lo que parece– y tiene modos de auto-apagado por temporizador, detección de movimiento para encenderse cuando alguien está cerca e incluso «sincronización» con la música y sonido ambientes, un efecto discoteca un tanto psicodélico pero divertido. Incluso se puede hacer que parpadee cuando hay notificaciones en el móvil, aunque yo lo dejé desactivado porque bastante estrés tenemos ya durante el día como para ser requeridos por una bombilla – aunque hay situaciones en las que puede ser muy útil.
Con 25 000 horas de vida según el manual (unos 5 años), el precio de la IQ Bulb/Spectrum es de unos 40 euros ; las bombillas «tontas» equivalentes están entre 5 y 15 euros según marcas y modelos… pero obviamente ni cambian de color, ni son programables ni nada de nada. Digamos que es una opción como para reemplazar todas las bombillas de la casa –no tendría sentido– pero si quieres experimentar un poco lo de vivir en el futuro es un gadget interesante. También puede usarse para ubicaciones o profesiones puntuales: como iluminación con infinita capacidad de color para un fotógrafo, para decorar una estancia en un evento de forma más personalizada, como regalo especial para el amigo que ya tiene todos los chismes electrónicos…
Personalmente añadiré que me hizo modificar mi percepción inicial (¿quién quiere una bombilla de colores? ¿Para qué vas a quererla programar?) Tras unos cuantos días probándola me parece una alternativa de lo más ingeniosa y bien resuelta. Si en el futuro las casas, despachos o habitaciones de hotel vienen equipadas con este tipo de pequeños avances en algo tan cotidiano serán sin duda más interactivas y divertidas para la gente.