Los móviles de la familia F1 de Sunbeam Wireless son teléfonos «de concha» a lo viejuner pensados para ser fáciles de usar y reducir el estrés de la «vida moderna». Esto significa simplificarlo dentro de lo posible y evitar que se pierda el tiempo haciendo tontás con el móvil, al mismo tiempo que se protege a la persona y sus datos personales. Es el teléfono que le comprarías a tu abuelo o para irte al monte a desconectar del mundanal ruido.
A pesar de ser pequeño no renuncia a utilizar algunas tecnologías modernas básicas para poder funcionar: 4G, Bluetooth, linterna, auriculares, una pequeña cámara de 2 Mpx y 8 GB, batería suficiente para un día entero (o tres en espera), nano-SIM o Wi-Fi (incluyendo llamadas a través de wifi). También tiene mensajería, emojis y una función de marcado rápido.
Una curiosidad es que se vende en tres modelos (Ochid, Daisy y Dandelion) pero todos tienen exactamente el mismo precio: 195 dólares. Van progresivamente «capados»: uno no tiene ni email, navegador ni tienda de apps, al siguiente le quitan los mapas y la información meteorológica y el más básico tampoco tiene música, fotos y cámara, para quien busque una desconexión tecnológica más radical.
No sé yo si algunas de las decisiones sobre cada modelo son del todo correctas o no, pues quizá una agenda calendario o unas notas de voz sean algo un poco estresante, pero sus creadores supongo que lo habrán probado con diversos grupos de usuarios y escuchado sus necesidades. La única decisión para muchas personas será si pagar los 200 dólares por uno de estos móviles o gastarse un poco más en un móvil completo y simplemente resistirse a la tentación de usar las apps y funciones más avanzadas.