Por @Alvy — 12 de mayo de 2022

Resulta gracioso recordar cómo en 1980 se presentaban algunos sistemas de entretenimiento caseros del estilo de los videodiscos y otros formatos de cintas de vídeo peculiares, pero el que se llevó la palma sin duda fue el LaserDisc. Mucho prometía y en poco se quedó. Con su aspecto futurista inigualable, esos grandes discos de colorines multicolores –cual CDs hipervitaminados– resultaban muy atractivos.

En esta minipresentación del canal de archivo de la BBC puede verse el que fue uno de los primeros modelos, el legendario LaserDisc VLP–700 de Philips. El experto explica sus características a grandes rasgos: funcionaba mediante un «rayo láser» y ofrecía más calidad de imagen y control, salvo que no permitía grabar. Y –aunque se explica mal– ha de saberse que era todavía un formato analógico, no digital como era el de los CD musicales o los DVD.

Tras su lanzamiento en 1981, en un mundo dominado por los videoclubes y Blockbuster de toda la vida, la industria se preguntaba qué tipo de contenidos se ofrecería en esos discos como para atraer a la gente.

Respondiendo a la pregunta, recuerdo que yo compré un reproductor allá a principios de los 90, «confiando en el futuro». Vaya chasco. El aparato costaba un riñón, pero más caras eran las películas. Eso sí:

  • Venían en preciosas grandes fundas cuadradas, tamaño LP (12 pulgadas, ~30 cm), a menudo con algún extra gráfico.
  • Como sólo podían almacenar 30 minutos de vídeo por cada cara, había que dar la vuela a los discos y era normal que vinieran 2 o incluso 3 si la película era larga.
  • A pesar de ser un formato nuevo, ya existían diversas «versiones» (CAV, CLV) que funcionaban a distinta calidad de compresión y, por tanto, de tiempo, entre 30 y 60 minutos.
  • Tenía un botón de Pausa perfecto, sin rayas ni efectos raros.
  • Además de películas, el aparato reproducía igualmente los CD. Eso era práctico.
  • Títulos: recuerdo haberlo estrenado con varias películas de Star Trek, básicamente de la 1 a la 3. También sacaron episodios de ST: The Next Generation. Se podían comprar pocas películas y sólo grandes éxitos: Parque Jurásico y similares.
  • Los laserdiscs musicales eran su punto fuerte. Las discográficas lanzaron discos recopilatorios de videoclips y conciertos con «extras» interesantes. Recuerdo títulos muy buenos de Mike Oldfield –que se dedicó a experimentar con temas visuales un tiempo– y también de Enya y algunos otros. Muchos de esos materiales nunca volvieron a editarse, dato importante para coleccionistas.
  • Los LaserDisc se usaban en videojuegos y desarrollos multimedia «futuristas», pero eso nunca triunfó en el mercado doméstico.

A los pocos años apareció el DVD y eso fue la muerte del LaserDisc, que, por otro lado, nunca llegó a tener un gran catálogo ni a abaratarse lo suficiente. En una de las últimas mudanzas le regalé hace años el mío a mi amigo Pablo, que coleccionaba vinilos, máquinas de videojuegos, Spectrums y otros trastos antiguos, así que sé que lo tendrá bien cuidado.
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