Por @Alvy — 27 de mayo de 2015

Gigaset G-Tag

Gigaset nos envió unas muestras de sus G-tag, unos pequeños gadgets de plástico que funcionan como localizadores cercanos mediante tecnología Bluetooth en conjunción con el smartphone, tanto iOS como Android. Se pueden llevar junto con las llaves, el portátil o la cartera, o bien dejarlas sueltas en el coche, atarlas a la bicicleta o al collar del perro como algunas de sus aplicaciones.

Los G-tag son ligeros y resistentes (12 gr) lo cual se agradece y mucho. En un uso razonable resisten el traqueteo diario sin siquiera rayarse y también soportan salpicaduras y golpes (no los maltraté en exceso, la verdad). Instalarlos es cuestión de un minuto: se baja la app y se fotografía el código QR que llevan dibujado en la parte trasera. Quedan enlazados, se les pone un nombre (ej. «Llaves») y listo. Más fácil imposible.

Cuando el objeto al que está unido el G-tag se pierde basta abrir la app y guiarse con un indicador «estilo radar» que muestra la intensidad de la señal. Pero… no es como imaginas: no hay una flecha que indique hacia dónde hay que dirigirse y la precisión deja algo que desear; tan solo se muestran tres intensidades, cual rayitas de cobertura.

Esto puede hacer que empieces a deambular por las habitaciones en busca de pistas sobre dónde «podría» estar el tesoro, pero no siempre es fácil de localizar – aunque raro es no conseguirlo. El rango operativo es de unos 30-40 metros; aunque dependiendo de dónde estés en la casa puede ser algo menos. No es como para unas prisas, pero al menos cumple con su función.

(Los G-tag me recordaron la historia que contaban en el podcast de Freakonomics relativa a que cuando usas este tipo de chismes lo divertido es perder las cosas para jugar a encontrarlas, como cuando se usan dispositivos similares en los coches. ¡Emoción al máximo! Yo por suerte o por desgracia no perdí las llaves, la cartera ni el coche durante las pruebas, tuve que hacerlo como simulación.)

Gigaset G-tag

¿Qué otras situaciones pueden darse? En casos en los que los objetos pueden estar más lejos de esos 30-40 metros el ingenioso «truco» que utilizan estos localizadores es dejar marcada en el smartphone la ubicación de forma periódica. Si, por ejemplo, le pones uno al perro en el collar o lo dejas en el coche para saber dónde has aparcado al menos se mostrará el lugar en el que estaba el G-tag la última vez que se conectó (siempre que el teléfono tenga activado el GPS y esté en zona de cobertura, no en las profundidades de un parking). Tal vez localices el coche… Pero si el perro «se da a la fuga» no sé yo. [Nota: en Amazon y otros sitios se indica que el G-tag es un «localizador GPS para móviles» pero esto es incorrecto, pues funciona tal y como se ha explicado aquí, mediante Bluetooth 4.]

Por otra parte, el software del G-tag está muy bien y es fácil de usar; permite organizar varios dispositivos (sería raro usar solo uno), incluye recordatorios y alarmas del tipo «fuera-de-rango» si algo se sale del radio de búsqueda. Además, las pilas de cada G-tag duran un año sin problemas: son totalmente autónomos.

Los G-tag se venden en diversos colores en packs individuales de un G-tag (~20€), tres G-tag (~50€) y cinco G-tag (~80€). El software se baja de la App Store o Google Play y es gratuito. Además tiene la ventaja –a diferencia de otros localizadores más complejos– de que no requiere pagar suscripciones, SIMs, ni «gasta» en consumo de datos móviles debido a su diseño y sencillez.

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