Por @Wicho — 11 de octubre de 2013

Al fin he tenido la ocasión de probar el Goodspeed de Uros, un gadget pensado para poder conectarte a Internet con el móvil, el tablet o el ordenador cuando estás en el extranjero sin necesidad de arruinarte con el clavo de las tarifas de roaming, que aunque han bajado por ley hace poco siguen siendo abusivas.

Se trata de uno de esos dispositivos conocidos como Mi-Fi que por un lado pillan la señal de una operadora de telefonía móvil y por el otro crean una Wi-Fi y hacen pasar el tráfico pertinente de una a otra.

Soporta una velocidad máxima de 21,1 Mbps para descargas y de 5,76 Mbps para subir contenido a la red.

En el caso del Goodspeed la peculiaridad es que dispone de diez ranuras para otras tantas mini-SIM, una de las cuales puede ser la de tu operador doméstico, y que se encarga de conectarse automáticamente a la operadora del país en el que te encuentres.

Goodspeed

Físicamente se parece mucho en tamaño y forma a un teléfono móvil, aunque con la peculiaridad de que sólo tiene dos botones: uno de encendido y apagado y otro para ir rotando entre tres pantallas de información:

  • La primera de estas informa acerca de la operadora a la que está conectado, la intensidad de la señal, y la batería que le queda, que por cierto no es intercambiable y le da una autonomía de unas 6-7 horas, aunque se puede usar enchufado a cualquier cargador USB.
  • La segunda informa acerca del estado del servicio, la cantidad de datos que van transferidos, lo que es muy importante, ya que hay un máximo diario por encima del que baja la velocidad, y la versión del software instalada en el dispositivo.
  • Finalmente, la tercera muestra el nombre de la Wi-Fi y la clave de esta. El Goodspeed las genera automáticamente, aunque se pueden personalizar a través de un navegador web.

Usarlo no tiene más ciencia que estar dado de alta en el servicio y asegurarse de tener la tarjeta adecuada para el país de destino; se pueden pedir tarjetas para países adicionales con un coste de 4,9 euros cada una.

Una vez allí basta con encenderlo para que se conecte a la red de la operadora en cuestión y active la Wi-Fi; si hay alguna actualización de software procederá a descargarla automáticamente.

Cuando el Goodspeed ha terminado de inicializarse hasta cinco dispositivos pueden conectarse a través de él al mismo tiempo.

El único problema que tuve durante mis pruebas es que en alguna de las ocasiones la dirección IP asignada al Goodspeed por la operadora estaba en alguna de las listas negras que usan los servidores de correo para rechazar spam y según con que cuenta me resultaba imposible enviar correos, aunque esto no es culpa para nada del dispositivo.

Otras limitaciones pueden venir de la política de uso de las operadora que se esté usando, pero eso ya varía con cada una de ellas.

Así que en general mi impresión ha sido muy positiva.

¿Y el modelo de negocio?

Pero, y siempre hay un pero, lo que no tengo muy claro es el modelo de negocio.

Para poder usar uno de estos dispositivos primero hay que comprarlo, lo que supone un desembolso de 239 euros más IVA.

A partir de ahí hay que optar por una de las tres tarifas disponibles:

  • La Lite, que no tiene cuota mensual pero en la que cada día de uso del dispositivo son 16,5 euros con una tarifa diaria de prepago de 16,5 euros que hay que comprar en paquetes de 3 días.
  • La Pro, con una cuota mensual de 9,9 euros y una tarifa diaria desde 5,9 euros salvo en el caso de Francia, en la que la tarifa por día esd de 9,9 euros.
  • Y la Business, que permite tener hasta 20 Goodspeed asociados a la cuenta frente a uno de las otras opciones, aunque a cambio de una cuota mensual de 299 euros.

En cualquiera de ellas el precio que se paga cada día es tarifa plana, de tal forma que pagas lo mismo si te pasas el día viendo sitios web que si sólo lees un par de correos, aunque la cantidad de datos está limitada a 500 ó 1.000 MB según el país, bajando la velocidad en cuanto se pasa este límite como ya decía antes.

Y esto es en el caso de los países en los que hay alguna operadora con la que Uros ha firmado un acuerdo, que en el momento de redactar esto son Alemania, Austria, Bielorrusia, Bulgaria, Bélgica, China, Croacia, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Liechtenstein, Luxemburgo, Macedonia, Polonia, Portugal, Reino Unido, Rusia Suecia, y Suiza.

En el resto de los países hay que usar una SIM local con el coste mensual que esto pueda suponer además del los 9,9 que hay que pagarle a Uros.

Así que mi impresión es que para un usuario normal probablemente es mejor solución comprar una tarjeta de prepago al llegar al país de destino, en especial si no viaja mucho, y ponerla en su móvil.

Incluso, si no quiere renunciar a estar localizable en su número de teléfono habitual, puede salir a cuento comprar un teléfono Android de gama baja que permita compartir la conexión a Internet usando la tarjeta de prepago en cuestión.

Es cierto que esta solución añade la complejidad de configurar el teléfono que con el Goodspeed no existe, pero parece mucho más asequible.

Tal y como están las cosas el Goodspeed me parece una solución que quizás puede interesar a una empresa que tenga que desplazar a gente al extranjero y que por la razón que sea no tenga forma de llegar a un acuerdo mejor con su operadora habitual, pero difícilmente a un particular.

Además, si la Unión Europea realmente consigue acabar con las tarifas de roaming, algo que por otra parte habrá que ver, a Uros se le desvanecería de repente buena parte de su potencial clientela.

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