He estado probando unos auriculares inalámbricos para deporte Ifrogz Summit; estas son mis impresiones.
Los Summit son intra-auriculares, de esos que se llevan metidos en el canal auditivo, así que puede que no sean para todo el mundo. Vienen con tres juegos de adaptadores de distinto tamaño –que tienen garantía de por vida– para que uses los que mejor encajen en tus oídos; en mi caso son los que vienen montados de serie.
Firmes en su sitio
Tienen además una especie de aleta flexible diseñada para ser colocada dentro de la concha de la oreja, justo debajo de la raíz del antihelix (sí, he tenido que mirar los nombres de las partes de la oreja) para evitar que se caigan mientras corres o haces ejercicio.
Esta era la parte que más me preocupaba de estos auriculares después de haber probado otros con unas aletas similares que al final terminaban por caerse en cuanto empezaba a sudar un poco, lo que los hacía un incordio, aunque con los Summit esto no pasa, o al menos no hasta el punto de hacerlos inaguantables. En mi caso, cuando salgo a correr, el auricular izquierdo –y sólo el izquierdo– tiende a deslizarse un poco fuera de mi oreja, pero al cabo de un buen rato, con lo que de vez en cuando hay que recolocarlo. Pero pasa lo suficientemente poco como para que no sea un incordio. No sé muy bien el motivo de que sea sólo el izquierdo; puede ir desde el más obvio, que mis dos orejas son asimétricas, a que mis zancadas también son algo asimétricas debido a una lesión de hace muchos años, por ejemplo.
Cables, controles y batería
Los dos auriculares están unidos a una pieza central –el controlador, que se conecta mediante Bluetooth al móvil– que lleva los botones para subir y bajar volumen y que también se usan para avanzar y retroceder una pista mediante una pulsación larga. Se distinguen al tacto, aparte de por la posición en la que hayas colocado el controlador, porque el botón de subir volumen tiene una especie de saliente que lo recorre a lo largo mientras que el de bajar tiene una hendidura. El controlador también alberga el botón de reproducir/pausa, que también sirve como botón de encendido y apagado mediante pulsaciones largas y para activar el control por voz con una pulsación de media duración.
El controlador tiene un clip magnético flexible que permite sujetarlos al cuello de la camiseta, de la sudadera, cortavientos, etc, aunque con los cables de 37 centímetros que traen los Summit a mí no me da para pasar un cable por detrás del cuello como se ve en las fotos de la web del producto a menos que ponga el controlador casi en la clavícula; de hecho suelo usarlos con el controlador más o menos a la mitad del cuello de la camiseta con los cables a cada lado de la cabeza.
Un pequeño hueco en la parte superior del controlador esconde el micro –los Summit sirven de manos libres– mientras que en la parte inferior está un led que indica el estado de los auriculares y el puerto micro USB que se usa para cargarlos (el cable micro USB viene incluido). Curiosamente este puerto no va cubierto por nada, lo que me parece lo más preocupante de estos auriculares. Según el fabricante los Summit tienen certificación IPX-2, lo que quiere decir que resisten salpicaduras durante al menos 10 minutos cuando el dispositivo está rotado 15º respecto a la vertical, pero no sé yo cómo resistirán el sudor, en especial por ese puerto al descubierto.
La batería tiene una autonomía de cinco horas –y se carga en una– aunque tiene un gran pero: el led que entre otras cosas indica el nivel de carga de la batería está en la parte inferior del controlador, donde difícilmente lo verás mientras usas los auriculares. Y aunque es cierto que, al menos en un iPhone o similar, puedes ver más o menos el nivel de carga de la batería en la pantalla, si no te acuerdas estás vendido: para cuando los Summit pitan para indicarte que se está acabando la batería apenas les quedan un par de minutos de vida. Literalmente.
En este sentido estaría muy bien que fueran avisando del volumen de carga de la batería, igual que la voz de una señorita lo hace cuando los enciendes y se conectan al móvil.
¿Y el sonido?
En cuanto al sonido (los Summit montan unos altavoces de 8mm con una respuesta de frecuencia de 20Hz a 20KHz) me hubiera gustado que los agudos fueran un poco más potentes, pero suenan lo suficientemente bien para unos auriculares para hacer deporte, de los que tampoco pido una extremada fidelidad musical.
Y quizás aíslan un poco demasiado del ruido ambiente, lo que si haces ejercicio en la calle puede ser un inconveniente, aunque esto depende mucho del volumen al que los usas.
También, y de nuevo dependiendo del volumen de la música, se puede oír el ruido que hacen los cables al rozar con la ropa, aunque esto es algo común a prácticamente todos los auriculares de este tipo que he probado.
En resumen
Reconozco que cuando empecé a probar los Summit estaba convencido de que me iban a defraudar, dada mi experiencia previa con otros auriculares que prometían mantenerse en su sitio usando la misma idea de la aleta flexible, pero como decía antes, en este caso el «conceto» sí que funciona.
Sí, me gustaría que el sonido fuera un pelín más brillante, pero por 37 euros en Amazon me parecen una compra a tener en cuenta si buscas unos auriculares de este estilo para hacer ejercicio.
Y sí, espero que haya un círculo especial en el infierno de Dante para los que salen a correr con cascos de diadema.