Hace unos días una Brooke Neitzel estaba jugando en su casa y le dijo a Alexa, la asistente virtual que «vive» dentro de Amazon Echo que si podía jugar con ella a las casas de muñecas y conseguirle una casa de muñecas. Alexa, ni corta ni perezosa, y obedeciendo a su programación, compró una casa de muñecas y cuatro kilos de galletas (lo de las galletas no acabo de entenderlo) que pronto llegaron a casa de los Neitzel.
Los padres de Brooke, tras comprobar que ninguno de ellos había hecho la compra, pronto cayeron en la cuenta que Echo tiene activada por defecto la opción de hacer compras en Amazon sin ningún tipo de confirmación adicional ni control parental. Así que tomaron buena nota y procedieron a activar el control parental en su dispositivo.
Pero la historia se hizo hasta cierto punto viral y salió en las noticias de varios canales de televisión. En uno de ellos la presentadora que daba la noticia dijo «I love the little girl, saying "Alexa ordered me a dollhouse"», lo que quiere decir algo así como «me encanta la niña diciendo "Alexa me compró una casa de muñecas"».
Pero ese «Alexa ordered me a dollhouse» suena muy parecido a «Alexa order me a dollhouse», que quiere decir Alexa, cómprame una casa de muñecas, lo que hizo que los Echo de unos cuantos espectadores obedecieran el comando y compraran unas cuantas casas de muñecas más que pronto estuvieron en las casas de los asombrados espectadores.
No creo que ninguno de los afectados haya tenido problemas a la hora de devolver estas compras no deseadas pero lo dicho: mucho cuidadito con las opciones por defecto de los gadgets que usamos.
(Vía The hard me).