La decisión de Nokia de buscar una alianza con otra empresa para intentar crear un ecosistema potente de terminales y aplicaciones, algo fundamental hoy en día cuando los terminales en sí cada vez tienen menos importancia y más lo que se puede hacer con ellos, puede parecer una apuesta arriesgada.
Pero quizá no lo sea tanto teniendo en cuenta la manifiesta incapacidad de Nokia de dotar a sus terminales de un software que los hiciera agradables y fáciles de manejar a los usuarios, lo que sin duda ha contribuido enormemente a su pérdida de cuota de mercado.
Eso sí, hasta hace no mucho hubiera dicho que escoger a Microsoft como socio era como juntar el hambre con las ganas de comer, dado el escaso éxito de Microsoft con sus sistemas operativos para móviles, pero después de ver Windows Phone 7 igual la cosa no pinta tan mal.
De todos modos, aunque conseguirán mantenerse en el tercer lugar de esa carrera que menciona Elop, a poco que hagan las cosas con un sentido común, veo casi imposible que suban de ahí, pues han reaccionado demasiado tarde y la competencia les lleva mucha ventaja.
{ Publicado originalmente en La Voz de Galicia, donde colaboramos habitualmente. Como siempre, los 1.200 caracteres se me quedaron escasos, así que recomiendo leer a Antonio Ortiz en Nokia + Windows: quién gana y quién pierde con el fin de la actual Nokia para un análisis más larga y con el que concuerdo bastante. }