Nokia N8. Tras haber pasado los últimos muchos años con diversos modelos de Nokia como teléfono principal, incluyendo el N95 y más recientemente el N96 he reconocer que le tengo cierto aprecio a estos cacharros. Como es costumbre en muchos fabricantes, Nokia nos envió amablemente un N8 para probar y tras unos días usándolo a diario las sensaciones son variadas.
Aunque el N8 tiene muchos puntos positivos, el conjunto es un extraño aparato hipervitaminado, sumermineralizado y en muchos aspectos fallido: debería ser mejor que los modelos anteriores, pero la experiencia del cambio es dolorosa y a veces sientes que no merece la pena. Sus características y el hardware son espectaculares, pero parece que el sistema operativo y las aplicaciones simplemente no están a la altura. Y todo esto sin tener en cuenta el factor precio, que sólo consulté tras más de una semana probándolo.
En el N8 Nokia ha debido poner lo mejor de su tecnología para dotar al que es su teléfono estrella de gama alta de todas las ventajas. El diseño es sencillamente espectacular, y para quienes gustan de los «teléfonos grandes» este monobloque es una auténtica gozada, disponible en varios colores. La pantalla táctil AMOLED es generosa (640×360), se mantiene bastante limpia pese a la constante manipulación y aunque bajo luz solar directa no se ve demasiado bien ese es un problema común de este tipo de equipos.
La calidad del sonido telefónico es apabullante, y aparte de que se haya hecho alguna mejora en los altavoces no sé cuál puede haber sido la «magia»; a diferencia de otros teléfonos y modelos, las conversaciones telefónicas en el N8 se escuchan altas, claras y limpias de ruidos. Teniendo en cuenta que esta es la principal función de un teléfono móvil, ya es de por sí un buen punto.
Robusto y bien diseñado. Quienes esperan la robustez tradicional de los Nokia que los ha hecho legendarios encontrarán en el N8 un nuevo aliado. Se ve resistente y la perfecta integración de todos los botones alrededor de la carcasa está bien conseguida. La ranura para la tarjeta SIM por fin es externa y cuenta con diversos conectores para todas las funciones: cargador, microUSB, auriculares convencionales y hasta una salida HDMI. Aparte tiene un botón de menú, dos de volumen, uno de bloqueo de teclado y otro para disparar las fotos. Todo esto pesando sólo 135 gramos. Especialmente destacable: la ligera vibración tras hacer clics en pantalla proporciona un feedback agradable e importante a la vez.
La batería debería durar más. Como suele suceder cuanto más avanzados son los modelos y más funciones incluyen, menos duran, y en este caso las especificaciones son particularmente confusas: según el uso está entre 3 horas (grabando vídeo) y 16 días (en espera). A falta de un test estándar, en el tiempo en que lo probé con un uso normal (hablar más bien poco, tirar alguna foto sin flash, navegar un rato y cambiar SMS) la batería moría en menos de un día, mientras que en modelos anteriores haciendo eso mismo aguantaban dos o tres días. Otro problema: viene atornillada y no es tan de fácil acceso como en modelos anteriores. Consejo: leerse todas las ideas para ahorrar energía, activar el modo de «ahorro», desactivar Wi-Fi, GPS y demás y tener siempre un cable o cargador a mano.
La cámara de fotos es prácticamente insuperable, casi desorbitada. Nokia ha equipado el N8 con sensor de 12 megapíxeles con con óptica Carl Zeiss de gran angular, y esto junto con los 16 GB de memoria interna que lleva hace que se puedan disparar miles de fotos a 4000×3000 píxeles con una calidad asombrosa. Lleva un flash xenon integrado, reconocedor de sonrisas, y un montón de funciones útiles incluyendo un editor. La calidad del vídeo, que se puede grabar en alta definición a 720p y 25 fps también es una maravilla, aunque el estabilizador de imagen no hace bien su trabajo y los zooms y otros movimientos deslucen las grabaciones.
GPS y un montón de complementos más. El N8 va equipado con el tradicional GPS y los mapas de Nokia, que ahora incluyen imágenes en varios modos (2D, 3D, fotos satélite) y «navegación gratis de por vida» (antes se compraba aparte, y era una de las principales quejas de los usuarios) tanto para coches como a pie; además ha mejorado los tiempos de «primer posicionamiento» usando varias técnicas como A-GPS, WLAN y Cell-ID simultáneamente. Aparte de eso el N8 va equipado con Bluetooth 30, Wi-Fi 80211 b/g/n, acelerómetro, microUSB 2.0, así como receptor y emisor de radio FM. Se incluyen los cables adaptadores HDMI y unos auriculares de muy alta calidad (que bien se podían comparar con los Apple in-Ear: 80 euros de vellón). Gracias a todo esto se tiene la sensación de haber comprado un equipo completo al que no le falta nada y con el que el fabricante no va a pretender ordeñar al cliente a posteriori, como sucede con otros modelos/fabricantes.
Symbian^3: debe mejorar. Pero la gran decepción del N8 es todo el software y el sistema que gestiona esa maravilla de hardware, haciendo que el resultado deje mucho que desear. Por desgracia en este punto clave es donde más cojea el aparato. Symbian^3 es obviamente mejor que los Symbian anteriores, hace más cosas, es más gráfico y permite una mayor multitarea y personalización. Pero no está exento de problemas: incluso los cuelgues generales, las aplicaciones «bloqueadas/atontadas» sin que se sepa qué hacen y la falta de respuesta del terminal están presentes en este modelo, a diferencia los Nokia a prueba de bomba tradicionales.
La lista de aplicaciones incluidas es también abundante, pero su calidad es muy desigual. Entre las aplicaciones para gestionar contenidos (fotos, vídeos, música, Office, editores), comunicarse y conectarse (Nokia Ovi y diversas redes sociales, como Twitter y Facebook, bien resueltas) y las utilidades del sistema, el resultado es un pequeño batiburrillo. Y al igual que digo que la calidad de la telefonía y del hardware es excelente en el N8, la de muchas aplicaciones básicas como la guía de direcciones o el navegador deja mucho que desear. La agenda/calendario apenas ha mejorado y es totalmente from the past, la mensajería en cambio sí que se ha modernizado con aspecto de chat e hilos de conversaciones… por desgracia según usas el teléfono de puedes encontrar con sorpresas agradables y desagradables…
Agradable: está disponible iSync para Mac OS X, descargando el software desde la web Nokia, para sincronizar contactos y agenda. También la actualización de software del sistema y aplicaciones funciona estupendamente vía Wi-Fi. Regular: aunque sea tras varios intentos y cortes, la función para transferir el contenido de otro teléfono anterior funciona. Desagradable: el control táctil y la inconsistente interfaz de usuario entre sistema y aplicaciones hace muchas veces se «disparen» los clics donde no deberían hacerse, e incluso las funciones de arrastrar y soltar son a veces un tanto toscas.
El extraño problema de los teclados. Nokia ha mantenido en el N8 la filosofía de incluir para la entrada de datos todos los tipos de teclado posibles en un teléfono con pantalla táctil. Esto podría parecer una ventaja, pero dudo que lo sea – simplemente resulta confuso, diría que hasta para alguien acostumbrado a manejar todo tipo de gadgets. El caso es que según la caja de texto en la que se vaya a teclear puede aparecer un gran teclado numérico combinado con letras estilo SMS (abc, def… etc.), el mismo teclado T9 en modo predictivo y si se gira el terminal aparece el teclado QWERTY (al que no se puede acceder con el teléfono en vertical). Para colmo, en ciertas aplicaciones como al buscar nombres en la Guía aparece otro teclado distinto cuyas letras cambian dependiendo de las letras iniciales de las opciones disponibles (buscando el efecto tradicional de que tecleando «ma» aparecen todos los «Martínez»). Y como en la pantalla no cabe todo, hay a veces hasta tecleados paginados en dos grupos de letras. Todo ello aderezado con inconsistentes botones OK, Aceptar, cruces verdes, rojas, a izquierda derecha… Es como un cuento de hadas convertido en pesadilla: hay que haya que pararse a pensar antes de teclear, comprobar el modo y haberse aprendido todos ellos por si acaso, además de haber memorizado los diversos jeroglíficos de los símbolos… algo que puede volver loca a mucha gente.
Y finalmente, la cuestión del precio. Cuando recibí el terminal no tenía ni idea de lo que podría costar en la calle y tampoco había leído mucho sobre él. Usarlo durante un tiempo y ver el tipo de hardware que lleva me permitió hacer un cálculo a la inversa: ¿cuánto pagaría por este teléfono? (Sin tener en cuenta promociones). Estudiándolo por lo que aparente sobre el papel, por 250 o incluso 300 euros sería un chollo. Luego pensé que teniendo en cuenta el tema de los auriculares de alta calidad, los mapas/navegación gratis y que la cámara de 12 megapíxeles es realmente potente ajusté hasta 400 euros el máximo razonable, tal vez como capricho o por ejemplo para gente que está acostumbrada a los Nokia y prefiere ahorrarse el trauma de un cambio de marca. Pero resulta que su PVP está otros cien euros más allá todavía: 499 euros (IVA incluido) es su precio como terminal libre. Por desgracia no parece un precio competitivo para lo que resulta ser una experiencia incompleta. Se puede comprar directamente desde la web de Nokia y también en tiendas a partir de esta semana.
Al igual que cuando Wicho probó el N97 de Nokia, la sensación que deja el N8 es la de un terminal muy poderoso sobre el papel pero que el sistema y el software empobrecen hasta el punto de hacer que parezca un teléfono anticuado, aunque por fuera luzca un espectacular diseño. Exige un gran esfuerzo hacerse a él y no frustrarse, cuando por ese precio cualquier usuario esperaría ser complacido por un gadget mucho más dócil. Esperemos que Nokia pueda mejorar todo lo que no está a la altura para las próximas versiones. Merecería la pena.