La gente de DJI, fabricante de algunos de los más conocidos y potentes drones (como el Phantom) ha lanzado Osmo, que básicamente es una cámara de vídeo 4K con estabilizador.
Depende de cómo se mire puede considerarse una cámara 4K de 12 megapíxeles con un «palo selfie robótico» barato (unos 650 dólares) que estabiliza un poco la imagen… o como un estabilizador sencillo con una cámara estilo GoPro. Por lo que se ve en las demos –que tendrán un poco de truqui, por supuesto– el cardán estabilizador es resultón: actúa en los 3 ejes y la cámara es una Inspire 1 con sensor Sony Exmor R y una lente de 20 mm (equivalente a 35 mm) con un ángulo de visión de 94 grados.
Como parte de las demos se han entretenido en grabar vídeos en todas partes del mundo, así que arriba puede verse el correspondiente a España (Ibiza/Barcelona básicamente) con muchas escenas de playa, chicas guapas con colores saturados, cocina rústica y algo de acción – conviene verlo a 4K en YouTube para apreciar la calidad y la estabilización.
La estabilización de las cámaras de acción (y las normales) ha sido desde siempre uno de los principales problemas que empeoran la imagen de los vídeos caseros y semiprofesionales – no le va a la zaga el otro problema, que es la pésima calidad del sonido. Con estabilizadores de todo pelaje, que van desde lo gratuito a lo más bajo en tecnología (también por cero euros) y lo bestial la diferencia entre usarlos o no usarlos es notable.
Los estabilizadores de verdad son carísimos, del orden de varios miles de euros para empezar a hablar (cámara aparte) así que o bien este es demasiado barato o no es ni de lejos tan bueno como uno profesional. En cualquier caso quien se dedique a estas cosas como aficionado o semiprofesional debería probarlo para considerarlo como opción.