Por @Wicho — 19 de julio de 2019

Una Lyra Trio

He estado probando unas bases Wi-Fi Lyra Trio de Asus que nos han prestado y he de decir que son unos de los dispositivos más fáciles de usar que haya probado jamás para montar una red inalámbrica que tenga que cubrir una zona más o menos amplia.

El secreto está en que las Lyra funcionan como una red inalámbrica mallada, lo que básicamente les permite contarse entre ellas de forma automática todo lo necesario para extender el alcance de la red y pasarse datos de un nodo a otro sin tener que pasar por un punto central si eso mejora el funcionamiento de la red.

En marcha

Ponerlas a andar es extremadamente sencillo. Para ello basta con enchufar al router que nos haya instalado nuestro proveedor de acceso una de ellas –da igual cual, todas son iguales– y esperar a que los ledes se iluminen en blanco. Esto quiere decir que está lista para ser configurada, lo que se puede hacer desde una aplicación disponible para Android e iOS o bien desde un navegador web en el ordenador.

Básicamente, y tras escoger un nombre de usuario y contraseña para el administrador, hay que decirle el nombre de la red que queremos crear, establecer una contraseña para ella, y listo. También permite definir una red para invitados.

Añadiendo otra LyraLuego hay que irse a otro punto de la casa, oficina, o lo que sea al que queremos llevar la red y enchufar a la corriente allí otra Lyra. De nuevo hay que esperar a que los ledes se pongan blancos y después, de nuevo desde la aplicación para el móvil, decirle que añada esa nueva Lyra a la red. Esto también se puede hacer mediante unos botones que incorporan las bases pero es más cómodo a través del móvil. El proceso es siempre el mismo para añadir más Lyras: esperar a que los ledes se pongan blancos y decirle a la aplicación que la añada a la red.

En mi caso tenía a mi disposición tres Lyras. Coloqué una en el despacho, en un extremo de la casa, en el que está el router. La segunda en el recibidor, a unos 9 metros y tres tabiques en línea recta de la primera. Y la tercera en la habitación que está en el centro en el otro extremo de la casa, a siete metros y un tabique de l segunda. De esta forma la tercera Lyra se comunicaba con el router a través de las otras dos. Si al conexión a Internet hubiera estado en medio de mi casa cada una de las Lyras «secundarias» se hablaría directamente con la principal.

Esto es importante porque con cada salto se pierde aproximadamente la mitad del ancho de banda disponible para el usuario ya que las Lyras lo ocupan transmitiendo datos entre ellas. Así en el despacho mi red creada con las Lyra iba a 300 megas, que es el ancho de banda de la conexión de mi casa, en el recibidor tenía unos 150, y en la habitación la cosa andaba un poco por debajo de los 70.

Otra opción es conectar las Lyras entre sí mediante cables ethernet una vez que has creado la red. De esta forma dispones también de una única red Wi-Fi en toda la casa pero que en este caso utiliza todo el ancho de banda disponible para tus datos en lugar de tener que repartirlo con el tráfico de funcionamiento interno de la red.

La velocidad de conexión depende mucho también de si el dispositivo que estás usando se conecta a la red a 2,4 GHz o a 5 GHz. En general conseguirás aproximadamente el doble de velocidad si la conexión es a 5 GHz. Y por lo general no puedes escoger en qué banda se produce la conexión.

También hay que tener en cuenta que los dispositivos se conectan automáticamente a la Lyra de la que reciben una señal más fuerte, lo que puede no coincidir con la que les daría una conexión más rápida. En mi casa, por ejemplo, un móvil o un ordenador puesto en la habitación en la que estaba la tercera Lyra se conectaba a esta porque la señal era más fuerte. Pero si apagaba esa Lyra la conexión pasaba a ser a través de la del recibidor, que a pesar de dar una señal menos fuerte daba mayor ancho de banda porque estaba a un sólo salto del router.

Así que aunque la configuración de la red es extremadamente sencilla lo que igual no podrás evitar es tener que probar distintas ubicaciones de los nodos para obtener la mejores prestaciones. Pero en cualquier caso con las tres Lyra pude crear una red Wi-Fi que cubría sin problemas toda mi casa a una velocidad más que suficiente –claro que yo recuerdo los tiempos de los módems de 9.600 baudios– y sin necesidad de un título del MIT para configurar los dispositivos.

Gestión de red sin informáticos

La aplicación con la que se configuran las Lyra permite ver en todo momento qué Lyras hay en la red –al configurarlos la app te pide que des nombre a su ubicación para poder tener claro cual es cada una– y qué dispositivos están conectados a cada una de ellas y a qué velocidad.

También permite gestionar el acceso a la red de los dispositivos. Esto incluye horarios de conexión, filtro de sitios a los que puede acceder, y un control de ancho de banda máximo que puede usar el dispositivo. Pero ojo, como siempre digo los controles parentales no sirven de nada –salvo quizás para el control de horarios y tiempo de uso– si no hay una educación sobre lo el tipo de contenidos e interacciones que se pueden encontrar en la red.

La verdad es que, como ya he dicho en varias ocasiones a lo largo de esta reseña, difícilmente puede ser más sencillo crear una red Wi-Fi distribuida que con unos dispositivos como estos. Así que los 270 euros por los que sale el kit de tres Lyra me parecen un precio razonable para evitar quebraderos de cabeza.

Pero Asus tiene más dispositivos que soportan redes malladas, así que igual puedes encontrar alguna opción más barata dentro de su gama; o lo mismo no necesitas tres bases sino dos. Eso ya tendrás que valorarlo tú.

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