Por @Wicho — 14 de diciembre de 2020

Auriculares Philips Fidelio X3
Auriculares Philips Fidelio X3 puestos en la cabeza de un señor – Philips

He estado probando unos auriculares Philips Fidelio X3 que nos han cedido durante un tiempo. Son, en este momento, el tope de gama de la marca y se nota tanto en lo que se refiere a la calidad de construcción y de los materiales como, lo que es más importante, al sonido.

Los Fidelio X3 son unos cascos de diadema de diseño abierto. La diadema superior es metálica y junto con la articulación de los auriculares, que se sujetan en ella, se encargan de que se ajusten bien a la cabeza, independientemente del tamaño de esta. Tienen además otra banda, que es la que se apoya en la cabeza. Las dos están cubiertas en piel Muirhead que viene con su propio folletito de instrucciones para su cuidado. Pesan 380 gramos pero son cómodos de llevar y no cansan aunque te tires horas con ellos puestos. En eso ayudan las almohadillas de espuma recubiertas de una tela aterciopelada; son súper suaves.

Detalle de uno de los altavoces – PhilipsLos X3 montan dos altavoces de 50 milímetros con imán de neodimio que proporcionan una calidad de sonido excepcional, al menos para mis oídos no audiófilos y no especialmente entrenados. La respuesta de frecuencias es de 5 a 40.000 Hz y la sensibilidad de 100 dB a 1 mW. El escenario sonoro dentro de mi cabeza era enorme, con una clara separación entre canales y mucho espacio para ubicar los distintos instrumentos.

Siempre que la fuente de sonido respondiera a ello, claro. Unos auriculares como estos sacan rápidamente a la luz la diferencia de calidad entre distintas grabaciones, ya sea en servicios en línea o en soportes como un compact disc. Descubres que supuestos silencios con los X3 ya no lo son, que se oyen siseos que con otros auriculares no percibes. También pone un poco en ridículo la supuesta normalización del volumen de distintas piezas cuando escuchas una lista, por ejemplo. Pero cuando escuchas piezas bien grabadas alucinas.

Eso sí, como decía al principio los X3 son, aunque no lo parezcan, ya que los altavoces están cubiertos en tela, unos auriculares abiertos: la parte exterior no es sólida sino que tiene unas aberturas que les permiten «respirar» y dar un escenario sonoro tan amplio como dan. A cambio filtran sonido hacia fuera y hacia dentro, claro. Así que si los estás escuchando en una habitación en la que hay alguien más esas otras personas escucharán la misma música que estás oyendo, más o menos fuerte según el volumen a la que lo escuches. A la inversa oirás los sonidos que se produzcan porque se colarán por esas mismas aberturas.

Y los X3 no tienen ni cancelación de sonido ni nada parecido. Ni Bluetooth. De hecho en lo que se refiere a conectividad son unos clásicos absolutos: por cable y punto. Traen dos cables sin oxígeno de tres metros: uno con conector estéreo de 3,5 mm (la caja incluye un adaptador a 6,3 mm) y otro con conector balanceado de 2,5 mm y cuatro polos.

Con una impedancia de 30 ohmios los puedes usar sin problemas con un móvil o con el ordenador. Pero en ese caso es mejor si los usas con un amplficador para auriculares. Yo los probé con un Schiit Vali y no es que suenen mejor –aunque las características del ampli también afectarán al sonido– pero sí consigues un sonido más contundente, más pleno. Claro que una vez que empiezas por ese camino te planteas que si probarlos con un DAC distinto al del ordenador. Y ya sabemos que eso es un potencial agujero negro al que echar euros del que nunca salir.

Lo que me lleva al precio: ahora mismo están en 350 € en Amazon (el enlace incluye nuestro código de asociado). Que para mí ya están un poco más allá del límite de lo que querría gastar en unos cascos, aunque sé perfectamente que los hay que cuestan diez veces más que eso. Y más.

Pero si quieres unos cascos para escuchar música tranquilamente en casa –son cualquier cosa menos portables, como se puede ver en la foto de arriba, y no se pliegan como para meterlos en una bolsa de viaje– creo que son una opción muy a considerar sin tener que atracar un banco.

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