Por @Wicho — 24 de junio de 2019

Kobo FormaHacía tiempo que tenía ganas de probar un lector de libros electrónicos y por fin he podido hacerlo con el Forma. Es un dispositivo de 60×177,7×8,5 milímetros (aunque en su parte más delgada el grosor es de sólo 4,2) y 197 gramos de peso con una pantalla de tinta electrónica Carta de 8 pulgadas con una resolución de 1.440×1.920 que equivale a 300 puntos por pulgada.

Pantallazo

Es, si no me equivoco, el lector de libros electrónicos más grande que haya usado nunca. Y si bien yo los prefiero más pequeños he de reconocer que para leer archivos en PDF o cómics la enorme pantalla del Forma es una enorme ventaja. Además a pesar de su tamaño pesa poco, y es fácil de sostener con una sola mano, en especial gracias al hecho de que la zona de la botonera es más gruesa que el resto y hace algo de curva, con lo que se adapta bien a la mano.

Perfil del Forma

La pantalla es táctil, lo que la convierte en el interfaz primario de manejo del lector, aunque incorpora dos botones físicos –un pelín demasiado separados y un poco duros de oído en mi opinión– para pasar y retroceder página para los tiquismiquis que preferimos no tener que andar moviendo el dedo a la pantalla para tocarla para cambiar de página. Se puede configurar cual de los dos pasa página y cual la retrocede. Y además el Forma tiene un sensor de orientación que hace que lo cojas como lo cojas, y seas zurdo o diestro se respete el funcionamiento de los botones que hayas escogido. Aparte de orientar el texto adecuadamente, claro. Además de cambiar de página con los botones se puede hacer lo mismo pulsando la pantalla o deslizando el dedo sobre ella, aunque la opción de deslizar se puede desactivar.

Al cambiar de página a veces queda una imagen fantasma de la página anterior, lo que se nota especialmente cuando la nueva página tiene fotografías. Esto es así porque por defecto el Forma refresca la pantalla capítulo. Pero se puede configurar para que lo haga con más frecuencia a cambio de un parpadeo extra. En cualquier caso aunque se puedan apreciar esas letras fantasma tampoco son excesivamente molestas. Y tampoco son exclusivas del Forma; es un fenómeno habitual en las pantallas de tinta electrónica.

El cohete en el hangar

Se trata de una pantalla capacitiva, con lo que no se puede usar con ningún tipo de puntero ni con guantes. Y no sé si es que mis dedos no se llevan del todo bien con ella o si el procesador – un Freescale SoloLite i.MX 6 a 1Ghz– se le queda un poco corto pero he decir que me cuesta un mundo seleccionar con exactitud un texto para subrayarlo o para añadir una nota. Para el resto de funciones –seleccionar menús, activar o desactivar opciones, cambiar a la pantalla principal, etc– no he tenido problema

También funciona bien una opción que si bien no es intuitiva en cuanto la ves explicada parece tremendamente lógica: puedes subir y bajar el brillo deslizando un dedo hacia arriba o hacia abajo a lo largo de su borde izquierdo. Aparte de eso hay un menú para hacerlo, claro.

Otra opción interesante de la pantalla del Forma es que es capaz de ir haciendo su color más cálido a partir de una hora determinada –aunque estaría mejor aún que lo hiciera ajustándose automáticamente según la hora y fecha–. Eso ayuda a conciliar mejor el sueño, algo sobre lo que hay evidencia científica. Y no tiene nada que ver con lo eso que dice Reticare de que la luz azul de las pantallas puede dañar nuestros ojos, algo de lo que no hay evidencia científica alguna.

La iluminación la proporcionan –si no he contado mal– diez ledes azules y once cálidos situados en el lado que está la botonera. Y aunque la iluminación es uniforme hay una pequeña banda algo más brillante de un par de milímetros de grosor situada a su vez a un par de milímetros del borde. No es incómoda, pero está ahí.

La línea más brillante

Siguiendo con el hardware el Forma tiene certificación IPX8, lo que quiere decir que puede estar hasta 60 minutos bajo dos metros de agua. Esto no es para que te lo lleves a nadar ni nada parecido pero quiere decir que no es difícil que muera ahogado en acto de servicio en la playa, el río o la piscina.

La batería, de 1200 mAh, dura semanas según el fabricante. En la práctica depende mucho del uso que le des al Forma, en especial en cuanto al brillo de la pantalla y la WiFi. Yo diría que lo normal será tener que cargarlo una vez a la semana, lo que no está mal. Para ello se puede usar cualquier cargador USB.

En reposo muestra, por defecto, la portada del libro que estás leyendo, aunque esta opción se puede desactivar.

En línea

El Forma va asociado a una cuenta Kobo en la que viven los libros que hayas comprado y que te permite mantener las lecturas –incluyendo notas y textos resaltados– sincronizadas mediante WiFi entre el lector y tu cuenta. Así que te encontrarás todo tu contenido sincronizado entre dispositivos; hay aplicaciones para Android, BlackBerry 10 (sí, sí, no es un despiste) iOS, Mac OS y Windows. La aplicación permite también organizar los libros en colecciones. El Forma también se puede asociar a una cuenta de Pocket, con lo que puedes tener todas tus lecturas «guardadas para luego» en el Forma, lo cual es un puntazo a su favor.

Eso sí, nadie te obliga a comprar contenidos en la tienda Kobo, ya que se pueden añadir libros en local enchufando el Forma al ordenador y tirándoselos dentro. Soporta EPUB, EPUB3, PDF, MOBI, JPEG, GIF, PNG, BMP, TIFF, TXT, HTML, RTF, CBZ y CBR. Tiene 8 GB de memoria, con lo que puedes tener, literalmente, miles de libros en él. Los puedes organizar en carpetas para no tenerlos tirados en el directorio raíz del lector pero el Forma no te mostrará esas carpetas.

Pero –y aquí viene el gran pero de este lector para mí– cuando el Forma detecta cualquier archivo del cual no reconoce la procedencia no deja modificarlo en cuanto a tipo de letra, tamaño, espacio entre líneas, márgenes o alineación. Lo descubrí al intentar leer una copia en ePub de cortesía de Las mil caras de la Luna de Eva Villaver que me había mandado la editorial. Y eso no mola nada. ¿Qué sabe el Kobo de la procedencia de ese libro como para impedirme ajustar los parámetros de lectura a mi gusto? Otra cosa que no mola de esto es que los libros añadidos en local se quedan en local; no se sincronizan con tu cuenta ni cuando conectes el Forma a la WiFi o a la aplicación.

¿Me lo compro?

Dicho todo esto viene la gran pregunta: ¿vale el Forma los 275 € por los que se encuentra en Amazon? Pues es una pregunta difícil de responder, en especial cuando el Aura H2O, por 179,99 € incorpora casi las mismas características que el Forma, aunque con una pantalla de 6,8 pulgadas y sin botones de cambio de página.

Claro que al mismo tiempo la gran ventaja del Forma es el tamaño de su pantalla, que lo hace muy recomendable para leer PDFs, que no suelen llevarse bien con pantallas más pequeñas. Pero es que igual para un PDF –y de paso para leer cómics– preferiría una tablet, que por ese precio se encuentran sin problemas.

En fin, que en este caso no tengo una respuesta clara. El Forma es sin duda un lector la mar de competente –a pesar de esa cosa que tiene de decidir qué libros le gustan y cuales no– pero me da la impresión, igual que me ha sucedido con otros lectores de libros electrónicos de gama alta que ha probado, que queda un poco en tierra de nadie.

Así que es cuestión de que pienses bien qué tipo de contenidos quieres leer con él antes de decidirte. Y eso es cosa tuya.

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