El Galaxy S8 Plus es una pantalla de 6,2 pulgadas con funciones de móvil.
Lo que hace ahora un año comenzó siendo una semana de prueba con el Samsung S7 Edge resultó en que aquel teléfono pasó a ser mi móvil de uso habitual. A pesar de su (entonces) enorme pantalla de 5,5 pulgadas el S7 nunca me pareció demasiado grande en la mano, tampoco incómodo en el bolsillo.
Un año después y tras algunas semanas de uso el Galaxy 8 Plus con pantalla de 6,2 pulgadas ha demostrado ser un digno sucesor de aquel S7 Edge: potencia los puntos fuertes de aquel y también mejora algunos puntos débiles. Demuestra que más grande es mejor, aunque también tiene sus propios inconvenientes.
Una “pantalla infinita”, según Samsung (y se acepta la hipérbole)
El Galaxy S8 Plus está construido enteramente con vidrio y metal, lo que resulta en un objeto atractivo. A este atractivo contribuye todavía más su excelente y masiva pantalla OLED, curvada en los laterales y que cubre prácticamente la superficie del teléfono. Nítida, brillante, enorme. La pantalla del S8 Plus es capaz de convertir en espectáculo hasta la más aburrida de las páginas web, y los vídeos de gatos. Una mejora aparente respecto al S7 es que tocar involuntariamente la zona curva de la pantalla ya no causa interferencia en el uso del teléfono, por ejemplo al teclear. Perdí la cuenta de cuántos audios involuntarios de WhatsApp envié con el Galaxy S7.
La pantalla de 6,2 pulgadas tiene una resolución de 2960 x 1440 píxeles, 529 puntos por pulgada de nitidez y una inusual propoción de 18.5:9.
A pesar de que en el Galaxy S8 Plus la pantalla crece en casi una pulgada su tamaño físico apenas se incrementa en unos milímetros (9 milímetros más de altura) respecto a su antecesor. El motivo es que el Galaxy S8 Plus apenas tiene bordes superiores e inferiores, lo que le ha permitido a Samsung añadir más superficie de pantalla sin que apenas repercuta en el tamaño del teléfono. En total el 88 por ciento de la superficie del Galaxy S8 Plus es pantalla. Tanto que en el frontal no queda espacio ni para el logo de la marca. El logro es espectacular, pero a un precio.
Al desaparecer el borde inferior no hay espacio en el frontal para colocar el botón de inicio físico que en el Galaxy S7 cumplía también la función de lector de huellas dactilares. Ahora los botones Inicio, Aplicaciones y Volver están integrados en la pantalla del sistema operativo Android (versión 7), como es habitual en los móviles con Android. Lo bueno de esto es que ahora los botones Aplicaciones y Volver están siempre ahí, no desaparecen continuamente. En el Galaxy S7 se apagaban al cabo de un rato aunque se estuviera usando el teléfono, y volvían a mostrarse al tocar en esa zona. Lo malo es que por este motivo el sensor de huellas se ha movido a la parte posterior del teléfono, junto a la cámara.
Tres opciones de identificación biométrica
Con el lector de huellas en esa posición es inevitable no tocar con el dedo el cristal que cubre el objetivo de la cámara al desbloquear el teléfono. Esto inicialmente causa cierta molestia: las huellas sobre la cámara suelen causar el efecto Sara Montiel que provoca un halo en las fotografías. En teoría. En la práctica apenas se aprecia el dedazo en las fotografías del Galaxy S8. Pero es difícil acostumbrarse y no soltar un ¡ouch! cada vez que se mete el dedo en la lente y no en el lector de huellas, algo que sucede con frecuencia.
Tal vez por este motivo el Galaxy S8 incorpora dos formas adicionales a la huella dactilar que permiten desbloquear el teléfono sin teclear el PIN o la contraseña: una consiste en el reconocimiento facial y otra en el reconocimiento del iris. El iris de cada persona es igual de exclusivo para cada individuo como lo son las huellas dactilares. El reconocimiento de iris funciona con luz infrarroja (usa un emisor de esta luz invisible y una cámara adicional específica en el frontal) para este fin, por lo que no le afectan las condiciones de luz ni tampoco el uso de gafas. Funciona bastante bien y es rápido.
El funcionamiento de cualquiera de los tres métodos de identificación biométrica es lo suficientemente seguro para una persona normal en condiciones de uso normales. Pero usar la huela dactilar supone un problema más allá de meter el dedo en la cámara, y es que no puede usarse cuando el teléfono está sobre la mesa ya que hay que colocar el dedo detrás. En ese caso se puede usar el PIN, pero tampoco es lo más apropiado cuando se está compartiendo mesa (en una reunión, en una comida) o si hay gente alrededor.
La cámara. Ah, la cámara
La cámara fue uno de los aspectos más destacables del Galaxy S7 y lo sigue siendo en el Galaxy S8. “Si funciona no lo toques” debieron pensar en Samsung. Para cumplir esta máxima se ha optado por continuar con la cámara del Galaxy S7 y potenciar su funcionamiento haciendo mejoras en el software y aprovechando la mayor potencia del procesador. Pero esencialmente la cámara del Galaxy S8 es la misma que la del Galaxy S7, con 12 megapíxeles, estabilizador óptico y apertura máxima de f/1.7 que permite tomar buenas imágenes en condiciones de poca luz. Es al menos igual de buena que la del Galaxy S7, que ya es mucho.
Sí hay cambios en la cámara frontal (apertura máxima también de f/1.7) que ahora cuenta con detección facial y autonefoque, dos características especialmente apropiadas para la era de los selfis.
De momento Samsung no ha sacado una Lens Cover que sirva para el Galaxy S8, para hacer uso de los objetivos adicionales para la cámara que tan buen resultado dan con el Galaxy S7. Con un poco de suerte será sólo cuestión de tiempo.
Batería y almacenamiento (casi) inagotables
El Galaxy S8 utiliza un puerto USB de tipo C, que proporciona más velocidad de carga y mayor transferencia de datos. Y es reversible. Para llevar la pantalla hasta casi el borde inferior no ha sido necesario renunciar al conector de auriculares ni reinventar la rueda. Kudos por eso, Samsung.
La función de carga rápida permite llenar de electrones la batería del Galaxy S8 en algo más de una hora, lo cual significa que basta enchufarlo algunos minutos para lograr una buena reserva de batería.
En mi experiencia la duración de la batería de este móvil (del cual considero hacer un uso “muy intenso”) es de 20 horas como poco, y llega fácilmente hasta las 22 horas o más.
Conviene usar ocasionalmente la opción “mantenimiento del teléfono” para limpiar aplicaciones en desuso que consumen recursos y batería.
Dependiendo del nivel de ahorro de energía activado algunas funciones del móvil quedan deshabilitadas, pero para un apuro o para mantenerlo así durante la noche o en espera esta opción proporcionará varias horas de carga adicional al volver después al modo de consumo normal.
Con el modo ahorro de energía máximo el Galaxy S8 Plus puede funcionar durante dos o más días (47,5 horas adicionales en el gráfico), aunque en este caso permanecen activas sólo las funciones y apps esenciales.
Por cierto que el Galaxy S8 es compatible con la base de carga inalámbrica del Galaxy S7, lo cual es muy de agradecer.
En lo que a memoria se refiere, además de los 4 GB de RAM el Galaxy S8 (Plus o no) lleva 64 GB de almacenamiento interno y ranura para tarjeta microSD, la cual puede ser de hasta 256 GB de capacidad. Así que en total el Galaxy S8 llega a almacenar 320 GB. Eso sin contar las posibilidades de almacenamiento online como Dropbox, Google Drive o Fotos y similares. Nada mal.
Resistencia al agua y al polvo
El Galaxy S8 es resistente al agua y al polvo, lo cual ya casi no es una novedad; lo extraño es que a estas alturas no lo sean también todos los teléfonos equivalentes. La certificación IP68 significa que el teléfono puede sumergirse a un máximo de 1,5 metros de profundidad en agua dulce, durante un máximo de 30 minutos.
El agua salada es enemigo de cualquier dispositivo aunque sea sumergible, igual que sucede con el agua con cloro de las piscinas. Corre por cuenta y riesgo de cada uno meterlo en otra cosa que no sea agua dulce. En ese caso es imperativo lavar el dispositivo con agua del grifo o embotellada inmediatamente después de haberlo mojado de lo que sea.
Hello Hasta la vista, Bixby
Bixby es el asistente y asistente de voz desarrollado por Samsung que se estrena en el Galaxy S8. Se puede considerar una versión propia de Google Now o de Siri. No soy muy partidario de los asistente de voz, pero esto es una cuestión personal. De todos modos Bixby no está disponible en español, así que habrá que esperar para poder ver qué tal funciona. Por lo demás como asistente tiene cierta utilidad: presenta noticias personalizadas, avisos, alertas, eventos en la agenda,... La función Recordatorio con los avisos por localización (“recuérdame X cuando llega a Y”) es impagable.
La pega es que Bixby está siempre en medio. Se puede acceder al asistente de dos formas principales: accediendo a la pantalla que hay a la izquierda de la pantalla principal (donde antes estaba por defecto el widget de Flipboard) o mediante un botón dedicado en el lateral del teléfono, muy cerca del control de volumen. Así que es muy habitual que al pulsar ese botón por error (al querer subir o bajar el volumen, al sacar el móvil del bolsillo) uno se dé de bruces con Bixby continuamente. Desactivar Bixby no es una tarea evidente y de lograrlo tampoco es la mejor solución porque tiene funciones útiles.
Lo ideal sería poder deshabilitar la función de ese botón. O mejor todavía, poder decidir y configurar su función. Por ejemplo, que sirviera de acceso rápido para la cámara de fotos. Al menos hasta que Bixby esté en español.
Excelente, pero algo caro
Con un precio de 909 euros el Samsung Galaxy S8 Plus (disponible también en Amazon) no es un teléfono barato, pero sí es un teléfono excelente en todos los aspectos: desde su diseño, manejo (a pesar de su tamaño) y aspecto hasta sus numerosas y variadas funciones. (Adoro cómo identifica en tiempo real una llamada entrante desde un número desconocido, de modo que antes de descolgar ya sabes si es un teléfono comercial o considerado como “spam”.)
En resumen el Galaxy S8 Plus destaca por su pantalla y duración de la batería, capacidad de almacenamiento y por una cámara que, aunque “reciclada” del modelo anterior, sigue siendo competente o superior a las cámaras de la mayoría de los móviles recientes.