La gente de Makaka on the Run nos envió estas curiosas fundas SafePocket protectoras/bloqueadoras de tarjetas RFID que se venden en packs de tres por algo menos de 8 euros.
Son unas fundas ligerísimas de un material aislante de las radiofrecuencias (forma técnica de decir: «papel de aluminio resistente, ideal para gorritos anti-marcianos-que-leen-la-mente») que bloquea las señales de los chips RFID con que van equipadas tarjetas bancarias, de transporte, identidad y demás. La forma de utilizarlas es más simple que un cubo: metes la tarjeta dentro y listo, ya está aislada. Si necesitas hacerla funcionar, basta sacarla para que todo vuelva a la normalidad.
La utilidad de este invento es inutilizar los escáneres RFID ilegales que en ocasiones se han usado para clonar tarjetas, ya sean de identificación, bancarias o de otro tipo. También los más recelosos de la privacidad pueden enfundar sus tarjetas para que los escáneres ocultos que hay en tiendas y otros locales públicos no sepan que pasan por allí (se utiliza a veces para campañas de márketing y similares).
Las fundas SafePocket tienen un tamaño adecuado para guardar tarjetas de crédito estándar: 90 × 63 mm y además de la protección van recubiertas de una capa plástica que las hace más suaves y ligeramente aislantes de la humedad – da la impresión de ser muy duradero. El tamaño de una tarjeta ID-1 estándar es en realidad de 85,60 x 53,98 mm, de modo que son ligeramente más grandes: 44 x 90 mm. Si esto da problemas en algunas carteras en las que los compartimentos van muy ajustados se pueden recortar un poco con las tijeras y problema resuelto.
Si valoras mucho tu privacidad (o más aún, tu seguridad) o si acaso tienes problemas porque algún lector de RFID se vuelve loco y no funciona bien cuando acercas tu cartera llena de tarjetas, las fundas SafePocket son una solución tan elegante como efectiva.
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