Por @Alvy — 2 de Noviembre de 2024

Encontrar las unidades de disco más baratas, versión brutalista

Además de ser práctico, me encanta el brutalismo que despliega DiskPrices.com para mostrar todas las ofertas de un tipo de producto concreto, unidades discos duros en este caso en un simple pantallazo. Si eres de los que compra gadgets en Amazon como único proveedor e ignoras al resto, te puede resultar útil y ahorrar mucho tiempo.

La búsqueda se realiza sobre el catálogo completo de Amazon, país por país (basta elegirlo al principio), utilizando una de las interfaces de programación para desarrolladores. El resultado es una gigantesca tabla con todos los productos y sus características principales: capacidad, formato, tecnología, si es nuevo o usado… Quizá los más útiles sean el precio por TB y el precio en sí, expresado en euros como en el catálogo de la tienda, así que los gastos de envío van aparte. La lista está ordenada precisamente por lo más relevante: los euros por terabytes (o gigabyte, se puede elegir).

Si la tabla, brutalista de por sí, te causa cierta ansiedad, los resultados se pueden filtrar por diversos criterios marcando y desmarcando en el menú de la izquierda: disco duro o SSD, unidades Flash, capacidad mínima y máxima… La respuesta es instantánea.

Los precios hoy en día para las unidades nuevas están sobre los 20-25 euros el TB, aunque se pueden conseguir unidades internas por hasta 10€/TB, y estamos hablando de discos duros tradicionales que son bastante rápidos. Los SSD están más caros, pero tampoco tanto en comparación: alrededor de 50 a 60€/TB de promedio. La unidad externa con más capacidad a la venta es una WD Elements de 20 TB (hasta hace tiempo era mi marca de confianza pero dejó de serlo cuando me empezaron a fallar «misteriosamente»).

Todos los enlaces llevan a Amazon a través de un código de afiliado del creador de la página. La web está libre de publicidad, promociones o cosas raras. Supongo que se sacará un buen dinerillo, porque al igual que esta hay otras webs idénticas pero dedicadas a memorias RAM, cables Ethernet, baterías, CPUs y otros dispositivos.

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Por @Wicho — 15 de Octubre de 2024

Foto de producto del tabureteUno de mis vicios confesables es el del planespotting. Hacer fotos a aviones, sí. Tengo una charla de cinco minutos sobre eso. Pero practicarlo implica a menudo estar horas de pie. Así que como voy teniendo una edad hace poco decidí buscar un taburete plegable que llevarme conmigo para practicar este «deporte». Y el agraciado ha sido el Walkstool Basic.

Mis criterios eran que, plegado, cupiera en un trolley o en la mochila con la que viajo habitualmente; que no pesara demasiado; que, dado que no estoy hecho una sílfide, aguantara un peso razonable; y que la altura del asiento, una vez desplegado el taburete, fuera cómoda.

El Walkstool Basic, en cualquiera de sus dos versiones, cumple con todas ellas, algo que los miles de taburetes de marca NiSuPu que puedes encontrar por ahí tengo claro que hicieran. Así, tras medir el interior de mi trolley y de mi mochila compré el de 60 centímetros, que plegado ocupa 41 centímetros, pesa 725 gramos, aguanta hasta 175 kilos de peso, y, como su nombre indica, tiene el asiento a 60 centímetros del suelo una vez abierto.

Hay una versión de 50 centímetros que plegado mide 36, pesa 675 gramos y soporta 150 kilos. Pero preferí la de 60 porque con mi altura me tengo que bajar memos para sentarme.

El taburete me costó 60 € en Amazon, y me parecen muy bien empleados porque cumple de sobras con lo esperado, tal y como he podido comprobar ya en dos viajes y otras tantas sesiones de spotting.

Un fotógrafo sentado en un taburete Walkstool
El taburete se utiliza colocando el asiento, que es triangular, como el sillín de una bici – Walkstool

Aunque tengo dos pegas. Una son los pies de plástico duro que trae al final de las patas, pues según como sea el pavimento sobre el que lo colocas tienden a resbalar. La otra es que los topes superiores de las patas, sobre los que te sientas, terminan por clavársete en el trasero si estás mucho rato sentado. Y esto tiene poco remedio. Aunque eso no es malo del todo porque sí te levantas de vez en cuando.

Los pies de plástico se pueden cambiar por unos de goma que además son más anchos, lo que hace que el taburete se hunda menos en terrenos blandos. El juego de tres cuesta cuesta 10 €. Lo otro tiene peor remedio salvo que te lleves un cojín o así. Aunque eso va contra la portabilidad del invento, claro.

Hay otro modelo de gama más alta, el Walkstool Comfort, que está disponible en alturas de 45, 55, 65 y 75 centímetros y con un asiento de rejilla en vez del del Basic que es un trozo triangular de poliester. Pero aparte de por el calor no creo que haya gran diferencia.

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El enlace a Amazon lleva nuestro código de asociado, así que si compras el taburete o alguna otra cosa tras haberlo seguido es posible que cobremos algo en forma de comisión.

Relacionado,

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Por @Alvy — 17 de Septiembre de 2024

Teléfonos móviles convertidos en consolas de videojuegos retro portátiles

El encanto de la Gamebaby es que en realidad es un teléfono normal y corriente al que se le ha añadido una capa retro física que lo convierte en algo parecido a una Gameboy de Nintendo. Es como volver a tener una consola portátil pero sin las pilas.

Su funcionamiento es tan sencillo como el mecanismo de un chupete. Basta con colocar las dos partes de la que consta, que hacen las veces de funda, tirar hacia abajo de la parte inferior para «sacar» los mandos y ya está. Los juegos adaptados funcionan probablemente mediante las mismas pulsaciones que haríamos con unos guantes o un puntero.

Teléfonos móviles convertidos en consolas de videojuegos retro portátiles

Creado como proyecto de financiación colectiva, la Gamebaby se vende (o venderá) por 39,99 dólares, aunque la oferta actual para las primeras mil unidades son 19,99 dólares, es un precio mucho más tentador. Apetecible.
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Por @Alvy — 15 de Septiembre de 2024

Zerowriter Ink: la nueva pluma revolucionaria que arrasa en Crowd Supply

La Zerowriter Ink se autodefine como una máquina de escribir en papel electrónico, de código abierto, que pretende recuperar el «placer de escribir a la antigua usanza». Sin más. No tiene navegador, ni redes sociales ni otras distracciones. Se trata simplemente de escribir. De hecho el encendido es instantáneo, una funcionalidad siempre infravalorada.

La principal diferencia respecto a otras máquinas de escribir electrónicas similares es que la Zerowriter Ink es de código abierto, basado en Arduino, lo que quiere decir que los propietarios pueden hackearla para mejorar su funcionalidad, o esperar a que otros lo hagan. El software es muy básico y permite escribir, contar palabras, hacer seguimiento y guardar y recuperar los archivos.

El teclado es mecánico y la pantalla es e-Paper Inkplate alta definición (1280×720 píxeles), en 5,2 pulgadas. Las teclas se pueden cambiar por otras, por ejemplo para cambiar el inglés original en castellano u otros idiomas. El tamaño de la máquina, de 295 × 180 × 15 mm hace que sea muy portátil y quepa en casi cualquier funda de portátil de 13 pulgadas.

Como fuente de alimentación utiliza una batería de 5000 mAh con hasta un mes de duración en modo de espera y 100 horas en uso. Se recarga con un cable USB-C normal y corriente. Aunque no se indica el peso parece extremadamente ligera, así que puede ser una buena compañera de viaje cuando lo importante sea concentrarse y no se necesite más funcionalidad que un sitio en el que escribir y escribir.

La Zerowriter Ink nació como proyecto de financiación colectiva y ya ha recaudado más del 80% de los 30.000 dólares que buscaba (a unos 199 dólares la unidad). Si todo va bien, en febrero de 2025 debería llegar a los primeros compradores.

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