El Sony Xperia Z es el móvil Android más reciente y poderoso del fabricante japonés y el producto que estrena una personalidad propia para los productos de Sony Mobile, dejando atrás el vínculo con la desaparecida Sony Ericsson. El Xperia Z tiene muchas virtudes que hacen de él un teléfono muy atractivo.
Del Sony Xperia Z destacaría, por delante de sus generosas prestaciones, un diseño inteligente y con una calidad y acabados excelentes. Y todo ello construido de forma que es posible sumergir el teléfono en agua sin consecuencias.
Aunque se le podría acusar de no ofrecer un diseño muy diferente al de otros smartphones la del Xperia Z es también una fórmula que funciona: líneas rectas con esquinas ligeramente suavizadas y aspecto limpio. Todo ello combinado además con una robustez y calidad de ajustes y materiales sobresaliente, con vidrio por delante y por detrás y un contorno que, aunque es de plástico, sólo se podría mejorar si fuera de metal.
Sumergible y resistente
Durante el tiempo que lo he venido utilizando el Xperia Z ha conocido agua, barro, nieve y arena y algún que otro lavado bajo el grifo. Y su aspecto es hoy tan bueno como el día que salió de la caja.
Aunque el Sony Xperia Z no es el primer móvil resistente al agua destaca por lograrlo discretamente, sin recurrir a toscas tapas de goma para cerrar las conexiones —aunque evidentemente tiene tapas y deben estar cerradas— y con un diseño poco habitual en este tipo de teléfonos todoterreno, con permiso del malogrado Panasonic Eluga.
Es más, el Sony Xperia Z es resistente de forma consciente. No se limita a tener tapas estancas, sino que además avisa con mensajes en pantalla cuando detecta que alguna de ellas se ha quedado abierta y no se está usando o si está mal cerrada.
Por capacidad todoterreno y estética (y tamaño), el Sony Xperia Z es el Range Rover de los teléfonos móviles. Sólo le faltaría la carga inalámbrica como la del Nokia Lumina 920, por inducción, para no tener que estar abriendo y cerrando la tapa del puerto USB. En un teléfono como éste esa característica tiene más sentido que nunca.
Prestaciones y software
El Xperia Z es un teléfono potente con procesador de cuatro núcleos, 2GB de RAM y 16 GB de almacenamiento ampliables mediante tarjeta microSD. Prácticamente todo él es una enorme pantalla de 5 pulgadas y resolución de 1920 x 1080 píxeles. O lo que es lo mismo: tienes en la palma de la mano la misma resolución que tiene un televisor Full HD.
Sony denomina a esta pantalla Reality Display y no es para menos: con 440 puntos por pulgada (ppi) la nitidez del Xperia Z va más allá de la que el ojo humano es capaz de distinguir, así que es imposible ver a simple vista los píxeles que forman la imagen.
La calidad de la imagen se ve además potenciada por el Engine Bravia Mobile, una variante de la tecnología para la mejora de la imagen que Sony utiliza en sus televisores. La única pega es que la pantalla pierde fidelidad de color y contraste cuando se mira en ángulo o cuando el teléfono se inclina demasiado.
En el Xperia Z Android (4.1), no padece una modificación visual excesiva, aunque sí cierta personalización. E incluye software propio de Sony con opciones interesantes, como la que proporciona conexión directa al televisor (basta con aproximar el teléfono al mando de la tele para poder ver en un televisor Sony la pantalla del móvil) o una completa gestión del consumo, que permite ahorrar batería y alargar la autonomía del teléfono.
El gestor de energía de Sony, ya visto en modelos anteriores, dispone de un modo llamado Stamina (un término aplicado desde hace años por Sony a sus pilas y baterías) que desactiva los datos móviles cuando la batería alcanza cierto porcentaje de descarga y la pantalla está apagada —cuando el teléfono está bloqueado— excepto para aquellas aplicaciones que se indique expresamente que deben seguir activas, por ejemplo WhatsApp o Line.
Aparte el Modo de batería baja permite reajustar la configuración del teléfono —desde el brillo de la pantalla hasta el Bluetooth o la sincronización de datos automática— según el porcentaje de carga de la batería.
Utilizando ambos ajustes es posible prolongar la duración de la batería de forma apreciable. También es posible variar ajustes (o establecer acciones automáticas) según las condiciones y las horas: por ejemplo, poner el teléfono en silencio cuando el teléfono esté conectado al cargador y sean entre las 23 y las 7 horas.
Del Xperia Z me gustó mucho su implementación de conexión DLNA llamada Throw, que permite mostrar en otros dispositivos música, fotos y vídeo. Por ejemplo basta con pulsar el icono Throw cuando se está visualizando en el móvil una fotografía o un vídeo para que éste aparezca sin más en la pantalla de un televisor con wifi —en cualquiera que sea compatible con DLNA. También mediante NFC es posible emparejarlo con televisores o altavoces externos con sólo aproximar el teléfono.
Cámara y vídeo
En lo que a la cámara se refiere es capaz de grabar vídeo Full HD (1080p) con estabilización y modo HDR, y tomar fotografías de hasta 13 megapíxeles.
La aplicación Cámara del Xperia Z incorpora muchas funciones propias de las cámaras de Sony, incluyendo el modo de reconocimiento inteligente de la escena o el sistema de seguimiento del foco durante la grabación de vídeo. Esto es, indicas cuál es el sujeto de interés y aunque éste se mueva el enfoque automático lo seguirá mientras permanezca en el encuadre aunque no se haga seguimiento moviendo la cámara.
También permite ajustar distintos aspectos de la configuración, como el modo de medición o el modo de enfoque que, al hacer fotografías, también sigue a sujetos en movimiento.
El Xperia Z es un teléfono excelente y recomendable —aunque tiene algún bug de software que requiere de una urgente reparación—, pero teniendo en cuenta que se trata de un teléfono con pantalla de 5 pulgadas. Es decir, que no es un teléfono pequeño, y con 146 gramos de peso tampoco es el más ligero.
Tampoco es un teléfono barato —el precio libre es de 669 euros—, en línea con teléfonos de similar tamaño y prestaciones y al menos éste tiene la ventaja de ser, en teoría, más resistente que sus competidores: puede aguantar golpes, arena y líquidos..., aunque sucumbe a las huellas de los dedos como cualquier otro. Pero siempre lo puedes meter bajo el grifo de vez en cuando para darle un lavado, algo que es muy de agradecer.