Por Nacho Palou — 18 de noviembre de 2013

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La de arriba es una comparación no científica entre utilizar aplicaciones móviles para medir la actividad física en el iPhone 5s (en rojo) y utilizar el accesorio FitBit Zip (en azul) que sirve para eso; cuando lo llevas encima, claro.

Vistas las diferencias mínimas entre las mediciones que hace FitBit Zip y las que hace un iPhone 5S con el coprocesador de movimientos M7 parece que definitivamente y más pronto que tarde el teléfono móvil va a ser suficiente para medir la actividad física, mientras que los accesorios y pulseras diseñados para tal fin serán innecesarios y quedarán tan obsoletos como las agendas de teléfono.

Otro ejemplo de lo anterior es el completo conjunto de aplicaciones diseñadas para medir la actividad física incluidas en el Samsung Galaxy Note 3.

Wicho no está de acuerdo conmigo, lo que es fenomenal porque significa que antes o después nos tomaremos unas cervezas pagadas por uno de los dos. Pero en mi opinión tampoco es de extrañar que vaya a suceder así porque al fin y al cabo el teléfono móvil ya puede reemplazar prácticamente cualquier gadget de uso cotidiano: cámaras de fotos y cámaras de vídeo compactas; navegadores GPS, despertadores, agendas; videoconsolas, reproductores de música y de vídeo portátiles,...

Por cierto que precisamente la aplicación Moves en su versión 2, que acaba de salir, hace ahora uso del procesador M7 del iPhone 5S, lo que supone menor consumo de batería y mayor precisión en el registro de los movimientos.

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