Por @Wicho — 7 de junio de 2016

TrackR Bravo

He estado probando un TrackR Bravo, un pequeño gadget que promete ayudarte a que nunca más pierdas las llaves, aunque yo diría que promete un poco por encima de sus posibilidades.

El Bravo es un dispositivo del tamaño y forma de una moneda que puedes colgar de tu llavero gracias a la anilla que incorpora, meter en tu cartera o en tu bolsa de trabajo, o adherirlo a alguna superficie adecuada mediante la pieza de cinta de doble cara que trae.

Una vez emparejado con el móvil mediante una aplicación que hay que instalar en este la aplicación en cuestión usa el GPS de móvil para ir almacenando periódicamente en los servidores de TrackR la última posición en la que ha «visto» al Bravo.

Así, cuando te das cuenta de que so sabes dónde están las llaves o lo que sea a lo que hayas colocado el Bravo lo que tienes que hacer es abrir la aplicación –si sabes donde tienes el móvil, claro– para intentar ver donde están.

La app en acción
La app en acción

En la parte superior la aplicación te indica la última ubicación del Bravo de la que tiene constancia, lo que te permite determinar si estás cerca o si te las has dejado en la oficina al otro lado de la ciudad o en un hotel en otro continente, aunque no te dice cuando, lo que podía ser útil para saber por donde puedes haber pasado desde que lo vio hasta que te pones a buscarlo.

Si resulta que no estás en el mismo sitio que el Bravo el botón Get Directions te permite lanzar la aplicación de mapas por defecto de tu móvil y que este te lleve hasta allí… O al menos lo hacía antes; en la última versión de la app para iOS este botón ha desaparecido.

Si, por el contrario, resulta que estás en las proximidades del Bravo, o cuando por fin legues a donde está, la parte que has de usar es la inferior, en la que seis barras grises o verdes te indican aproximadamente la distancia a la que te encuentras del dispositivo y de aquello a lo que esté enganchado.

Pero ojo, no esperes instrucciones tipo los gadgets que usa Jack Bauer que te lleven con precisión milimétrica hasta el Bravo. En su lugar lo que tienes que hacer es irte moviendo poco a poco en una dirección u otra para ver si aumenta el número de barras verdes o si disminuye. Y cuando digo lentamente es tipo astronauta, ya que la frecuencia de refresco es más bien baja.

Dependiendo un poco de la forma del sitio en el que te encuentres probablemente lo mejor es irte a un extremo y luego al otro para comprobar en cual el Bravo da más señales de vida e ir así afinando la búsqueda poco a poco.

Cuando estés cerca tienes la opción de pulsar el botón central, el que tiene una especie de altavoz, para hacer sonar la alarma del Bravo, aunque esta es muy aguda y suena demasiado baja –el vídeo de abajo está grabado con el micrófono de la cámara a 65 centímetros del Bravo– así que si el Bravo está dentro de una bolsa o en el bolsillo de un pantalón es poco probable que lo oigas:

En el caso de que lo que no encuentres sea el móvil y tengas un Bravo a mano basta con que aprietes el botón de este para que suene una alarma en el móvil aunque esté silenciado.

Una cosa que he echado en falta y que creo que estaría bien sería poder acceder a la última ubicación conocida del Bravo desde la web de TrackR, ya que si pierdes o te roban una bolsa en la que lleves las llaves y el móvil estás venido a menos que alguien te preste otro móvil en el que instalar la app.

El mayor problema de este modo de funcionamiento, aparte de la alarma casi inaudible, es que a veces el Bravo y el móvil dejan de hablarse, con lo que la última posición grabada puede no ser la última posición real en la que estuvieron juntos. Por lo general vuelven a hablarse sin tener que hacer nada, pero en ocasiones no me ha quedado más remedio que reiniciar el Bravo quitándole y poniéndole de nuevo la batería y volver a añadirlo a la aplicación, lo que no da mucha confianza, porque tampoco hay una alerta de esta que te diga que se han desemparejado.

Y hablando de la batería: se supone que como el Bravo usa Bluetooth de baja energía esta debe durar un año, pero en mi caso no ha llegado a durar ni dos meses, algo de lo que, de nuevo, la aplicación no me ha avisado.

Alertas de separación

Otra opción del dispositivo es activar las alertas de separación, que se disparan en cuanto estos dejan de estar en contacto. Tienes la opción de que suenen en uno, en otro, o en ambos, y se puede regular la duración de la alarma hasta un máximo de 10 segundos.

Pero se producen falsas alarmas tan a menudo –varias veces al día, de hecho– que se hace un poco coñazo utilizar esta opción, aunque puedes añadir zonas seguras en las que no salta la alarma si le dices que memorice la wifi de casa, de la oficina, etc.

Además, cuando salta la alarma en el móvil no tienes forma de ver cual de los dispositivos la ha causado, con lo que no sabes qué te estás dejando atrás o cual de tus mascotas o hijos es el que se está escapando o si es que te están robando la bici.

GPS comunitario

Otra de las características del TrackR Bravo es su crowd GPS, que entra en juego cuando un dispositivo queda por ahí perdido.

Lo que hace es usar las funciones de Bluetooth LE que permiten a los dispositivos que lo usan comunicarse con otros dispositivos con los que no ha sido emparejado, de tal forma que si uno de tus Bravo entra en el radio de acción del móvil de otro usuario que tenga activada la opción de GPS comunitario es capaz, a través de este, de subir su ubicación a los servidores de TrackR, con lo que podrás localizar lo que sea que hayas perdido.

Claro que esto depende por completo de la densidad de usuarios de dispositivos TrackR en tu zona, pues estos ni tienen GPS incorporado ni forma de comunicarse con los servidores de TrackR aunque lo tuvieran.

Mapa del Crowd GPS
Mapa de dispositivos localizados mediante Crowd GPS

Y esto es un poco como la pescadilla que se muerde la cola: si no hay usuarios en tu zona no te servirá de mucho, aunque apuntarse al sistema –es opcional participar en el GPS comunitario– es una forma de hacer más atractivo a otros usuarios.

Por cierto que yo nunca iría a intentar algo recuperado sin llevar a un policía conmigo, pero eso ya es otra historia.

¿Me lo compraría?

Esta es, claro, la pregunta del millón… O bueno, más bien de los 29,95 euros en Amazon.

Yo diría que si eres muy de dejar cosas perdidas por casa o por el trabajo y eres consciente de las muchas limitaciones y peculiaridades del dispositivo puede ser que te saque de algún apuro y que te evite perder tiempo dando vueltas mientras buscas las llaves, en especial una vez que te hayas tomado el tiempo de ver cómo funciona y como responde el Bravo en tu ambiente habitual, puede ser una compra interesante; a Amazon al menos le parece una tecnología interesante, ya que ha hecho una inversión en TrackR para integrar sus dispositivos con Alexa.

Pero dudo mucho que te vaya a servir de nada si lo que quieres es proteger tu bici, tu moto, la bolsa de la cámara o cualquier otro ítem de valor, en especial si no vives en una zona en la que haya otros muchos usuarios.

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