¡Ahora soy libre cual pájaro!
– David Neevel
Este hacker llamado David ha construido un aparatejo genial digno de los inventos locos de Simone, Colin o del mismísimo Profesor Franz de Copenhague. Es un sistema robótico llamado Operador Telefónico que puede tocar la pantalla de un teléfono móvil con su frío dedo mecánico. Y está programado para hacer todo lo que hacemos las personas en las intrascendentes interacciones sociales de cada día: mirar fotos de Instagram y darles likes, seguir a quienes nos dan likes, saludar con mensajes, preguntar trivialidades y demás.
Según cuenta su intención es que sea un remedio para el famoso FOMO (Fear Of Missing Out, «temor a perderse algo») o peor aún para el FOOYBNIEO (Fear Of Ostracizing Yourself By Not Interacting Enough Online, «Miedo a relegarse al ostracismo por no interactuar en línea lo suficiente».)
El invento es tan genial como fácil de entender con sólo ver el vídeo: el brazo sabe teclear la contraseña del móvil, abrir las aplicaciones y «hacer cosas comunes». Lo interesante es que casi todas esas acciones son bastante mecánicas y repetitivas y que difícilmente nadie se va a dar cuenta de que lo ha hecho un brazo robótico. Esa es su genialidad. Además de eso, los mensajes son tan neutros y carentes de originalidad como los saludos habituales ¡Hola! ¿Qué tal? y las no menos sosas respuestas ¡Qué bueno!
Como jugosa guinda resulta que el «operador telefónico» también puede hacer cosas intrascendentes que hacemos las personas, como abrir y cerrar la aplicación de El Tiempo, sacar un selfie y cosas así. De modo que básicamente coges el smartphone, lo atornillas al brazo mecánico y arreando. ¡Libertaaaad!
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