Por @Wicho — 31 de mayo de 2012

Ilustración por Edgardo CarosíaLos hackers originales del MIT eran unos tipos a los que les apasionaba saber todo lo posible de las máquinas que usaban por el placer de saberlo, y si para saber algo más había que saltarse alguna norma pues no tenían ningún problema con ello.

Pero un verdadero hacker nunca causaría daño alguno en los sistemas que usa o en los que entra, y a menudo avisaba al administrador de los sistemas en los que conseguía entrar de los fallos de seguridad que había en ellos.

Muchos años antes de que esta se escribiera por primera vez, estos hackers seguían los dictados de la ética del hacker.

El problema es que a mediados de los 70 o principios de los 80 los medios de comunicación empezaron a usar el término hacker para referirse en realidad a crackers, gente que entraba en sistemas ajenos para provecho personal o para causar algún tipo de daño en ellos.

Así que desde entonces es prácticamente inútil intentar explicar que hacker != cracker, igual que es inútil explicar el verdadero origen de Internet y que esta no empezó como un proyecto para diseñar una red capaz de resistir a un ataque nuclear.

A pesar de ello Mercè Molist (@mercemolist) está empeñada en luchar por recuperar el buen nombre de los hackers, y lleva años compilando información sobre ellos en Hack Story, aunque con especial énfasis en las iniciativas, grupos, anécdotas y puntos de encuentro hispanos.

Es un wiki, así que cualquiera puede contribuir con información, aunque su idea final es convertirlo en un libro, para lo que está recurriendo al crowdfunding para primero conseguir los fondos para acabar de recopilar y dar formato a la información y luego, en una segunda ronda, convertirla en el susodicho libro que saldrá tanto en formato árboles muertos como en ebook.

La propia Mercè explica el por qué de todo esto en Por qué me enamoré de los hackers.

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