Por @Alvy — 18 de enero de 2007

Sanchez-Almeida nos envía un aviso sobre un nueva lamentable actuación de políticos y legisladores, tanto en lo linguístico (la famosa distinción acerca de que un hacker no es un cracker) como en lo demás:

Los hackers entran en el Código Penal – El Boletín Oficial de las Cortes Generales publicó el pasado día 15 el proyecto de reforma del Código Penal remitido por el Gobierno al Congreso de los Diputados. La tónica general del proyecto es la previsible: se mantiene el espíritu de la reforma operada por la Ley Orgánica 15/2003, y su talante criminalizador de herramientas, dejando intacto aquello que se criticó desde la oposición, amén de introducir nuevos delitos informáticos. Como dato curioso, por primera vez se incorpora a un texto legislativo español, con carácter de ley orgánica, la palabra «hackers», que puede encontrarse en la exposición de motivos del proyecto.

El párrafo que pasará a la historia está en el documento del Proyecto de reforma del Código Penal [PDF; 500 KB]:

La tutela penal de la intimidad y de los secretos ha sido tradicionalmente fragmentaria, y condicionada a la realización de conductas de apoderamiento de papeles, cartas o mensajes, o de instalación de aparatos de captación de imagen o sonido, pero a la vez que la importancia fundamental de ese bien jurídico exige cada vez mayor atención y medidas legales, como son esencialmente las recogidas en la legislación sobre protección de datos, crecen los riesgos que lo rodean, a causa de las intrincadas vías tecnológicas que permiten violar la privacidad o reserva de datos contenidos en sistemas informáticos. Esa preocupante laguna, que pueden aprovechar los llamados hackers ha aconsejado, cumpliendo con obligaciones específicas sobre la materia plasmadas en la Decisión Marco 2005/222/JAI de 24 de febrero de 2005 relativa a los ataques contra los sistemas de información, incorporar al artículo 197 del Código Penal un nuevo apartado que castiga a quien por cualquier medio o procedimiento y vulnerando las medidas de seguridad establecidas para impedirlo, accediera sin autorización a datos o programas informáticos contenidos en un sistema informático.
También se habla de esto en Kriptópolis y Barrapunto.

Es gracioso que justamente hoy publiqué algo sobre el documental La Historia del Hacking. De los tres protagonistas, el hacker (Wozniak) es quien nunca pisó la cárcel, mientras que el cracker (Mitnick) y el phreaker (Draper) pasaron algunas temporadas entre rejas.

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