En la Retro Radio Farm (de Great Big Story) el bueno de Allen Chiang, un hombre analógico donde los haya, cuenta cómo ha encontrado una forma de hacer un buen negocio con sus conocimientos de electrónica. De hecho se autodenomina retro-granjero de las radios con la misión de «darle una nueva voz a las antiguas radios».
Estamos hablando de los típicos aparatos que estarían hace décadas en casa de tu abuela o incluso de tu bisabuela. Muchas de estas radios no han sido abiertas nunca jamás. No es que haya mucha documentación respecto a su funcionamiento, la verdad. Si te equivocas al poner una pieza de recambio, simplemente explotan. Lo más apasionante es cuando llevas horas y horas trabajando y de repente algo hace clic en tu cabeza y das con la solución y esas viejas radios van y funcionan.
El negocio, además, le sale redondo: estas prehistóricas radios (algunas solo AM, otras AM/FM) suelen encontrarse en basureros, mercadillos y empresas de reciclaje: hacerse con ellas es baratísimo. Una vez reparadas se venden por entre 100 y 300 dólares, con algunos modelos más avanzados, completos y en buen estado por hasta 500 – incluso algunas piezas raras tienen la etiqueta de los 1000 dólares.
Donde unos ven arcaica viejunez otros ven diseños vintage y elementos art déco dignos de una nueva vida, que sólo un hacker de la electrónica puede insuflarles.
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