Por @Alvy — 5 de junio de 2019

Yo de pequeño quería ser inventor. Tal vez por eso me haya resultado especialmente entrañable este vídeo de SciFri acerca de Little Inventors, una organización sin ánimo de lucro que se dedica a hacer realidad los inventos de niños y niñas. Y es que quizá precisamente es de ahí de donde pueden surgir los inventos más osados y creativos, cuando no se tienen en mente restricciones como la practicidad, los presupuestos o las leyes de la física.

El vídeo tiene una buena dosis de ejemplos, con sus dibujos y explicaciones. Normalmente son artilugios surgidos a partir de concursos sobre cómo resolver un problema («Cuidar el mar», «Aprovechar mejor la comida», «Conquistar los planetas») que la organización plantea en los colegios. Me recordaron mucho a las ideas de Future Founders o Inventors, dos iniciativas similares.

Con las propuestas un equipo de diseñadores, ingenieros y especialistas toman esas ideas y dibujos y buscan a expertos, artesanos y programadores para hacerlos realidad. Una joven inventó un andador para ancianos con un sensor que detecta obstáculos o peligros; otra unas gafas de colores para gatos. Entre las ideas más imaginativas están una montaña rusa lunar, un castillo inflable que se mueve sobre una furgoneta y una máquina que cuando estás triste te da un chocolate.

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