Ryan Challinor, un programador del M.I.T. creó este hackeo para el Music Hack Day: consiste en un monitor de corazón que mide la frecuencia cardíaca; con eso se controla el tempo de una canción (su «velocidad», digamos); de este modo variando sus pulsaciones puede controlar el ritmillo, tal y como como se ve en el vídeo. A más actividad física, más bpm (pulsaciones por minuto); valores que, al poco de relajarse, va disminuyendo.
El hackeo es un poco raro porque aunque el dispositivo para detectar la frecuencia cardíaca es inalámbrico Ryan no consiguió descifrar sus señales; de modo que optó por la vía alternativa y puso una webcam encima del reloj de pulsera que marca las pulsaciones. A partir de las imágenes, con un sistema OCR creado al efecto el programa de control iba leyendo los dígitos y modificando la velocidad de la música.
Y así es como descubrimos que el tempo de Call me Maybe es exactamente 120 bpm.