El 11 de enero se celebró el 100º aniversario del nacimiento de Edward A. Murphy Jr., el ingeniero aeroespacial más conocido por haber dado nombre a la universalmente conocida y empíricamente comprobable ley de Murphy, que suele resumirse como:
Si algo puede salir mal, saldrá mal.
Tal y como cuentan en Improbable Research la ley se enunció en 1949, pero Murphy no lo hizo en solitario, sino junto con su colega John Paul Stapp. La versión completa que pronunció se cree que fue esta:
Si hay dos o más formas de hacer algo y una de esas formas puede acabar en catástrofe, alguien lo hará así.
El buen hombre sabía lo que decía –dedicó su vida sobre todo a temas de ingeniería de la seguridad– aunque hay quien cuestiona que saliera de la boca del propio Murphy… Lo cual podría ser considerado en cierto modo todo un ejemplo de la ley de Murphy en acción.
Otras versiones posteriores han matizado o profundizado en la frase como «Todo lo que pueda salir mal saldrá mal» (un corolario conocido como Ley de Finagle, de 1952), la optimista «Si algo puede salir bien, saldrá bien» o incluso con la más genérica y metafísica «Si puede ocurrir, ocurrirá».
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