Por @Alvy — 28 de julio de 2010

Teléfono / AlvyNo sé si será por el verano o por la crisis pero las llamadas de telemarketing parece que arrecian en los últimos tiempos. Últimamente no solo me toca sufrirlas en persona: cada vez que estoy de visita en casa de alguien oigo sonar el teléfono y por la conversación se adivina al instante que llaman para venderle algo. Y, la verdad, tsk, tsk... veo gente poco entrenada: contestan largo y tendido al operador que llama, le ofrecen sus datos personales, le cuentan los productos que ya tienen, esgrimen débiles excusas, hasta piden disculpas... total, para nada: un tiempo precioso de sus vidas completamente desaprovechado.

¿Se puede hacer algo mejor al respecto? Tal vez: ahí van las cinco acciones más ingeniosas, divertidas y efectivas que conozco. Hay que ponerlas en marcha tan pronto se comprueba que están tratando de vendernos alguna burra:

  1. «Gracias, pero no me interesa.». Clonk. Simple, efectiva, elegante y educada. Permite colgar sin reparos ni remordimientos, al instante. Y, de todos modos, piénsalo, ¿por qué deberías tener remordimientos por colgar a alguien que no respeta tu intimidad ni la gestión de tus datos personales?
  2. El juego de «a ver quién les cuelga antes». Si estás en casa o en una oficina con más gente habitualmente puedes convertir el «acoso marketiniano» en un juego: cada vez que se recibe una llamada gana quien antes cuelgue. De este modo hay una motivación extra para no perder tiempo dando explicaciones a los operadores (a los que de todos modos les importa un pepino lo que les cuentes). Cuanta más gente a tu alrededor sea consciente de la mecánica del juego, mejor. Se puede hasta llevar una puntuación o hacer que quien no sea capaz de colgar antes de los 30 segundos pague unas cañas.
  3. «Perdona un momento, que tengo la comida en el fuego». Acto seguido se deja el teléfono descolgado, a ver cuánto aguantan la llamada. Normalmente esto proporciona muchos minutos de tranquilidad total e incluso diversión si dejas el manos libres activado.
  4. «Ah, gracias, pero es que eso ya lo he contratado». Esta es sencillamente maquiavélica, lo más selecto... se la escuché a Nacho por primera vez. Tienes que conseguir que sea el operador quien cuelgue voluntariamente haciéndole creer que el producto que intenta venderte ya lo has comprado (!) Naturalmente será mentira, pero si le aseguras que ya has solicitado ese cambio de ADSL o un teléfono nuevo o que ya tienes un seguro de vida y que es su base de datos la que está mal recibirás una medalla como rey del mambo.
  5. «¿Cómo? ¿Sí? ¡Es que no le escucho! ¿A ver? ¿Puede hablarme más alto? ¿Oiga?» Esta es una técnica clásica, digna también de profesionales: consiste en hacer como que no escuchas al operador, aunque hay quien hasta tiene preparado un audio con la secuencia ya grabada -como en la famosa broma de contestador automático-. En algún lugar leí que el récord manteniendo a un operaador con esta zanahoria en la línea son unos tres minutos. Además grabó sus reacciones y luego las colgó en la web. (Lástima que no lo tengo a mano).

Aparte de toda esta diversión a la hora de esquivar a las moscas del telemarketing hay algunos otros consejos sobre lo que no hacer porque no sirve de nada: a) no pedir «que te borren y no te llamen», porque los operadores que hacen las llamadas ni pueden ni van a hacerlo; b) no pedir que te pasen con un superior: cortarán la llamada o te harán perder más tiempo; c) no preguntar que de dónde han sacado tu número: te dirán que de la guía o de Internet, aunque sea mentira.

Actualización: Algunas ideas maquiavélicas como bonus que nos han proporcionado los lectores (¡gracias a todos!):

  • Locarta tiene en su canal de YouTube un montón de vídeos de vaciles integrales ante las llamadas de telemarketing, algunas realmente gloriosas.
  • Leo nos cuenta que él lo que hace es contraatacar preguntándole al operador si está interesado en comprar unos hermosos jarrones, platos, cubertería, vasos... [lista interminable]. La clave es ser muy insistente aunque la persona diga que no está interesada, gozando con la negativa en cada producto. Para garantizar de que la persona no acepte, se pueden ofrecer a precios desorbitados.
  • Néstor nos pasó la versión Seinfeld, tan escueta como genial.
  • Crisophilax nos pasó la pista de Tom Mabe, el rey del asunto, que en una de las llamadas que recibe convence al operador de que la persona a la que llama acaba de ser asesinada y que él es policía y le empieza a pedir datos... ¡hilarante!
  • Aitor nos recuerda el famoso caso del vacile del maño, otra auténtica jartá de reir.
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