Por @Alvy — 1 de Diciembre de 2011
Vía LaughingSquid llega este reloj de los procrastinadores, un poco en el espíritu de las series infinitas de Aquiles y la tortuga, jugando con el concepto del tiempo como algo «flexible».
Pero un auténtico procrastinador podría mejorarlo incluso más planteándolo como un reloj convencional en el que la velocidad de las manecillas se redujera a la mitad cada seis horas: de este modo no llegaría a dar una vuelta completa jamás.
(¡Gracias, Quenerapu!)